A nivel mundial, el etiquetado frontal de los alimentos se considera como una herramienta estratégica dentro del conjunto de medidas recomendadas para prevenir el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades crónicas asociadas. Su finalidad es informar a los consumidores y mejorar sus posibilidades de evaluar si un producto es o no saludable.
Considerando que en 2021 el Ministerio de Salud Nacional publicó que siete de cada diez adultos presentan problemas de salud relacionados con su alimentación y el 30% de los niños en edad escolar tienen sobrepeso y el 6% obesidad, es urgente revisar las leyes que regulan la industria alimenticia en nuestro país.
¿Qué es la Ley de Etiquetado Frontal?
La Ley de Etiquetado Frontal tiene como objetivo principal la colocación de una serie de sellos en la parte delantera de los productos que contengan un exceso de azúcares, grasas saturadas y totales, calorías y sodio.
Lo que plantea la letra del proyecto es que los productos que tengan un contenido por encima de los límites fijados informen con una etiqueta octogonal negra y con letras en blanco el exceso que puede perjudicar la salud.
Las razones por las que aumentó el sobrepeso y la obesidad se deben a que la comida casera se reemplazó por alimentos y bebidas ultraprocesados con alto contenido de grasas, azúcar y sodio.
Un informe realizado por la Fundación Soberanía Sanitaria y la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (Fagran) expone que sólo un tercio de la población lee las etiquetas, y de ellos solo la mitad las entiende. En otras palabras, el 13% de la población comprende la información nutricional del envase. Además, los sectores de la población con mayores carencias leen aún menos las etiquetas de los productos, demostrando que los sistemas de información nutricional vigentes son menos comprensibles para la población en situación de mayor vulnerabilidad social y económica.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) publicó una investigación en la que se destaca que uno de cada dos chicos en la Argentina reconoce haber comprado un alimento poco saludable porque lo vio en una publicidad en los últimos tres meses.
Según el informe, cuyo eje es la exposición de niños, niñas y adolescentes al marketing digital de alimentos y bebidas en la Argentina, nuestro país se ubica en el primer puesto de la región en sobrepeso en menores de 5 años. En América Latina son el 7,5% de la población (3,9 millones) de niños y niñas de ese mismo rango de edad con sobrepeso u obesidad.
Además, en el caso de las publicidades de productos alimenticios, la mitad son sobre productos altos en azúcares y 4 de cada 10 son altos en grasas saturadas y/o grasas totales. Ninguno de ellos estaría permitido si se aplicaran los criterios del perfil nutricional de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), por ser altos en algún nutriente crítico, como azúcar, grasas o sal.
¿A quiénes ayudará esta ley?
La Ley de Etiquetado Frontal no solo ayudaría a que las personas sean conscientes de lo que consumen, y así disminuir los casos de obesidad o sobrepeso en menores de edad, sino también a personas con enfermedades crónicas.
“Cuando voy a comprar cualquier alimento siempre leo bien las etiquetas por el tema del azúcar. Pasa que últimamente son tantos ingredientes, con letra tan pequeña que ni siquiera se puede leer con claridad”, señala Norberto Álvarez, quien tiene 54 años y padece diabetes desde hace más de 20 años.
“Definitivamente, las personas que tenemos problemas de salud por la comida necesitamos que exista una ley que nos permita saber de forma rápida y sencilla lo que contienen los paquetes que consumimos a diario”, concluyó Álvarez.
La última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS2) que se realizó en 2019 concluye en que el sobrepeso y la obesidad resultaron ser las formas más frecuentes de malnutrición en niños y adolescentes (NNyA), y se confirma su aumento en concordancia con otras encuestas, como la tercera Encuesta Mundial de Salud Escolar 2018.
En el caso de la malnutrición por déficit, los datos indican que la prevalencia de emaciación, bajo peso y delgadez en todos los grupos es baja desde una perspectiva poblacional. La baja talla fue mayor en la población en situación de vulnerabilidad social para todas las edades.
La epidemia de sobrepeso y obesidad es la forma más frecuente de malnutrición y se confirma que continúa aumentando sostenidamente en Argentina. Esto está en concordancia con lo observado en la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, donde la prevalencia de exceso de peso fue de 66,1%, lo cual valida la calidad de la información recolectada. Ambas encuestas también coinciden en que aproximadamente la mitad de la población con exceso de peso se encuentra en rango de sobrepeso y la otra mitad en rango de obesidad.
Los grupos sociales de menores ingresos evidenciaron mayores índices de exceso de peso a expensas de mayor prevalencia de obesidad, que fue un 21% mayor en el quintil de ingresos más bajos respecto del más alto.
Los datos confirman consistentemente que el consumo diario de alimentos saludables es significativamente menor en los grupos de niveles educativos bajos y en los de menores ingresos. Es decir, los alimentos no recomendados se consumen más frecuentemente en los grupos en situación de mayor vulnerabilidad. Este gradiente socioeconómico se observa tanto en adultos como en niños. Al comparar poblaciones según su edad, el patrón alimentario de NNyA es significativamente menos saludable que el de los adultos.
Los NNyA consumen un 40% más de bebidas azucaradas, el doble de productos de pastelería o productos de copetín y el triple de golosinas respecto de los adultos. Este peor patrón alimentario entre los NNyA obedece probablemente a múltiples causas descriptas en la nota, como un marketing dirigido a los niños y entornos escolares obesogénicos. Sin duda, estos factores son determinantes y explican el crecimiento más acelerado de la epidemia de obesidad en los niños.
¿Por qué es necesaria la educación alimentaria?
“Una alimentación balanceada tanto para niños como para adultos tiene que tener todos los grupos alimentarios. Lo que se ve mucho es que faltan vegetales normalmente. Es difícil cubrir todos los vegetales más que nada en los niños porque la gente no acostumbra y si ellos dicen ‘no me gusta’, ellos no se lo dan, hay que hacer mucho hincapié ahí” comentó Gimena Somer, licenciada en nutrición (MN 7660).
Asimismo, aseguró que la implementación de una ley como esta ayudaría a tener una noción de lo que se está consumiendo y no las imágenes que se venden por medio del marketing. “A modo de ejemplo, fíjate en un cartel de una hamburguesería en donde la hamburguesa es linda, brillante, parejita, del color perfecto, la textura; uno lo ve y ya lo quiere comer, y cuando uno lo compra no es lo mismo que está en la imagen” concluyó la licenciada.
¿Cómo se manejan los países donde ya funciona esta ley?
Argentina se encuentra en un proceso de cambio frente a la alimentación, pero países limítrofes o incluso más lejanos de América del norte ya lo hicieron; como por ejemplo en Chile, Perú, México, Uruguay, Reino Unido, Ecuador, entre otros. Uno de los casos más cercanos que tenemos es Chile.
En el caso de Chile, la ley entró en vigencia en 2016 y su implementación fue de forma progresiva; es decir, que contó con tres fases previo a la implementación de la ley al 100%. Por ejemplo, en los alimentos sólidos, las industrias tuvieron que disminuir en un 55,5% los gramos de azúcar entre la primera y la tercera fase y en un 50% el sodio de los alimentos.
Un estudio realizado por la Universidad de Chile confirmó que el 91,6% de los consumidores afirmaron que los sellos influyeron en sus compras diarias; dentro de los cuales el 67,8% decide comprar alimentos con menos sellos octagonales.
Después de 4 años de la vigencia de la ley, una investigación realizada por el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile en colaboración con la Universidad Diego Portales y la Universidad de Carolina del Norte, llegó a la conclusión que el consumo de bebidas azucaradas disminuyó un 23,7%. Esto significa una reducción diaria de 22,8 mililitros por persona. Como consecuencia, la compra de aguas aumentó un 5%.
El estado actual de la Ley
El Gobierno promulgó la Ley 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable, conocida como Ley de Etiquetado Frontal, el pasado viernes 12 de noviembre, después de haber sido aprobada en la cámara de diputados el 26 de octubre. Se efectivizó mediante el decreto 782/2021, con las firmas del presidente Alberto Fernández, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y la ministra de Salud, Carla Vizzotti. Desde ese día, el Poder Ejecutivo tiene 90 días para reglamentarla y dictar las normas complementarias que resulten necesarias para su aplicación.
Distinguida por Adepa
La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) dio a conocer los ganadores y ganadoras de este año el pasado 26 de noviembre, premiando así trabajos publicados entre el 1 de junio de 2020 y el 31 de mayo de 2021.
Con el título original de “Desigualdad, sobrepeso y hambre: la necesidad de una ley que regule la diferencia entre comestibles y alimentos” y firmada por Malena Figueroa y Lucía Mernies, de la UCA, obtuvo el primer premio en la categoría Periodismo Universitario. Valentina De Barba, también de esa institución, tuvo una mención especial por “Villa Mascardi, ¿una calle sin salida?”.
**El texto que aquí publicamos fue editado con el fin de adecuarlo al estado actual de la Ley.