Según el último informe de la Confederación Farmacéutica Argentina (CoFa) [1] publicado en octubre de este año, durante los primeros ocho meses de 2023 fueron dispensadas 132.420.986 unidades de medicamentos de venta libre, con una participación en el mercado total del 25,9%.
De enero a agosto de 2023, la participación de los productos de venta libre en el mercado total del medicamento disminuyó un -0,7 %. El mercado total movió 511.742.820 unidades en el período considerado. Sólo 4 productos de los 12 del listado han aumentado sus ventas, entre ellos, los medicamentos para el tratamiento digestivo.
“Es necesario concientizar sobre el uso responsable de medicamentos digestivos de venta libre, ya que muchas personas que se exceden en las comidas y bebidas, principalmente en las celebraciones de fin de año, recurren a ellos sin conocer las diferencias básicas entre distintos medicamentos”, señala la Dra. Astrid Rausch, miembro de la Sociedad Argentina de Gastroenterología.
“El problema aparece cuando el paciente hace un mal uso del medicamento. Muchas veces llegan a él por una recomendación o porque alguna vez se lo han recetado y sin supervisión médica lo siguen consumiendo crónicamente”, añade.
Es importante que las personas conozcan su diagnóstico, el objetivo de la medicación, por cuánto tiempo será el tratamiento, y si en el caso de aparecer un mismo síntoma, saber si podrá volver a tomar la misma medicación. Son algunos de los consejos que los profesionales sugieren a la hora de recomendar las mejores prácticas para una automedicación responsable.
Diferencias entre protector gástrico y antiácido
Uno de los errores que más se ve en las farmacias está vinculado a los protectores gástricos. “Muchas personas se llevan el omeprazol creyendo que su efecto es inmediato y que se lo puede tomar en cualquier momento, desconociendo su efecto a largo plazo, confundiéndolo con un antiácido”, señala Romina Takesyan, farmacéutica.
“Los prazoles se toman con agua y en ayunas, 30 minutos antes del desayuno, porque necesitan un PH ácido para ejercer su acción. Su inicio de acción puede tardar entre 4 ó 5 días y son utilizados para un tratamiento crónico. Cuando el paciente siente una acidez que le quema la garganta o la boca del estómago, debería optar por un antiácido de contacto, un inhibidor de las secreciones y no el omeprazol, salvo que exista un diagnóstico de una gastritis, de un reflujo que requiera un tiempo de tratamiento con un antisecretor de ácido”, aclara Rausch.
Utilizar el término “protector gástrico” para definir a los prazoles genera confusión en los pacientes, ya que hace creer que estos medicamentos son un escudo contra todo tipo de excesos.
Mitos de la gastritis crónica
Muchos pacientes al ser diagnosticados con gastritis crónica creen erróneamente que es para toda la vida. Cuando la biopsia dice gastritis crónica significa que hubo una inflamación durante mucho tiempo. Si está activa o no, dependerá si es necesario tomar un omeprazol tanto tiempo como diga el médico para que se pueda regenerar el estómago.
Se recomienda no hacer el descenso de los prazoles de golpe, porque muchas veces esto genera un efecto de acidez de rebote que durará aproximadamente dos días. “Esto hace creer al paciente que depende para siempre del medicamento y vuelve a automedicarse erróneamente sin supervisión médica”, añade Rauch.
Probióticos: una forma de aliviar
Los probióticos, en general, no requieren receta médica y ayudan a restaurar desequilibrios de la flora intestinal que pueden manifestarse en dolor abdominal, hinchazón, diarrea o gases, entre otros.
Pueden ayudar a prevenir algunos síntomas de alteración de la flora intestinal cuando sabemos que vamos a exponernos a posibles situaciones que la alteran, como el uso de antibióticos o cambios de alimentación, tanto en niños como en adultos. También restauran el balance de la flora intestinal y con esto, ayudan a aliviar algunos síntomas digestivos, causados por viajes, cambios de rutina, cambios en la dieta o durante el uso de antibióticos.
Antiespasmódicos para el dolor abdominal
El dolor de panza varía dependiendo de factores como la intensidad, la duración o su localización. Hay tres tipos de dolores: los cólicos o espasmos pueden llegar a tener su origen debido a gases, estrés o situaciones emocionales. Este dolor puede llegar a ser muy intenso y aparecer por sorpresa. El dolor localizado abdominal se siente en un área específica de la panza y puede ser indicador de un problema en un órgano en particular. En cambio, el dolor generalizado se siente en todo el abdomen y puede estar ligado a diversas causas, por lo que se recomienda la revisión médica en caso de persistir el dolor o de coexistir con otras señales de alarma como fiebre, heces con sangre o vómitos.
Para estos tipos de dolores y molestias abdominales el paciente podría recurrir a los antiespasmódicos que aliviarán de forma temporaria el malestar producido por un espasmo del tubo digestivo, vía biliar o del aparato genitourinario.
Las molestias pueden sorprender en cualquier momento del día. Para entenderlas mejor es importante detectar dónde se ubican y hacia dónde se propagan, ya que pueden ayudar al médico a determinar sus posibles causas.
Pautas de alarma para un diagnóstico clínico
Las situaciones de estrés que afectan al sistema digestivo o las comidas habituales que generan dolor, son los principales motivos que llevan a los pacientes a la consulta médica. Pero es importante tomar atención a los síntomas de alarma:
- Vómito con sangre o negro
- Materia fecal con sangre o negra
- Pérdida de peso
- Paciente con anemia
- Cambio del ritmo evacuatorio
Es muy importante la comunicación médico-paciente y por supuesto buenos hábitos de salud para cuidar la salud digestiva, ese bien preciado que cuando comienza a fallar, se valora.
“No hay protección gástrica más eficaz que las personas cuidando su cuerpo, tomando conciencia sobre cómo se alimentan, cómo beben y qué condiciones previas tienen en ese estómago para poder digerir lo que consumieron”, concluye la Dra. Astrid Rausch.