Un correcto asesoramiento familiar, junto con una evidencia sólida sobre los impactos a largo plazo, permitirán un mejor uso de las pantallas.
Hasta hace relativamente poco, el televisor constituía una parte importante en la vida de las personas, siendo el principal dispositivo en todas las generaciones. Pero su liderazgo pasó a ser solo mayoritario entre los consumidores de más de 65 años. El uso de otras pantallas, incluidas entre ellas, el teléfono móvil y tablets, es predominante entre los consumidores más jóvenes.
“Los dispositivos móviles permiten mayor accesibilidad y mayor tiempo de exposición respecto de lo que ocurría previamente, donde la accesibilidad al televisor y otras pantallas estaba supeditada a un lugar físico determinado. De esta forma, nos encontramos con pantallas en medios de transporte, en casas, en plazas, parques, en viajes, etc.”, desarrolla Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el 81,2% de los niños argentinos mayores de 4 años utiliza teléfonos. Estimaciones privadas revelan que existen más de 30 millones de móviles en el país, y más de 34 millones de personas conectadas a Internet (el 78 %). A nivel continente, la penetración de Internet varía del 68 % en el Cono Sur al 89 % en Norteamérica, pasando por el 61 % en América Central.
La exposición de los niños y adolescentes a pantallas presenta ventajas y también desventajas (sobre todo cuando es excesiva su utilización). Es en estas últimas, donde la intervención temprana del pediatra, en comunión con la familia puede lograr que los hábitos con relación a las pantallas sean más saludables desde los inicios.
En edades tempranas, las pantallas táctiles posibilitan explorar y ponerse en contacto con diversos contenidos aún antes de saber hablar. Las usan para ver videos, juegos interactivos y dibujos animados entre otras cosas. En edad escolar, predomina su uso para juegos y fines escolares. Al llegar la adolescencia, se suman al uso lúdico, el comunicativo.
Las ventajas de la utilización de tecnología suelen ser bien reconocidas: facilidad de obtener recursos educativos y de información, pertenecer a grupos para actividades específicas que son de su interés, generar contenidos, explorar y expresarse. Además, el acceso a innumerables fuentes de entretenimiento e información.
Ahora bien, existen numerosos estudios que muestran que este uso intensivo tiene un impacto negativo en el desarrollo cognitivo de los niños y de los adolescentes. Las áreas afectadas incluyen los resultados académicos, lenguaje, capacidad de atención, trastornos del sueño y cambios de humor.
Los riesgos potenciales del uso de pantallas en los menores van desde recibir publicidad engañosa, hasta la exposición a contenidos de violencia o pornográficos. Al participar en las redes, pueden brindar información inadecuada, ser sometidos a bullying o acoso. Es por ello que, las intervenciones como pediatras se dan a lo largo de todo el desarrollo y crecimiento de sus pacientes, haciendo hincapié en los ítems más importantes de acuerdo al rango etario donde se encuentre.
Las intervenciones con las recomendaciones sobre las cuales el pediatra debe hacer énfasis en la consulta dependerán de la edad de su paciente. La comisión de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) de la Sociedad Argentina de Pediatría, en coincidencia con la Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Canadiense de Pediatría, desaconseja:
- El uso antes de los 18 meses. Lo recomienda con estrecha supervisión de los 18 a los 24 meses.
- Luego de los 24 meses, supervisar y acompañar a los niños para evitar la exposición a contenidos inapropiados y en horarios que afectan el sueño y la comunicación familiar.
- Es decir, no al uso en menores de 18 meses, no más de 1 hora por día de 2 a 5 años, mantener los horarios de comidas y antes de dormir libres de pantallas, asegurar que el sedentarismo no sea parte de la rutina de los niños.
“Los pediatras deben incorporar este tema en la consulta y pensar un plan familiar de uso de tecnología, siguiendo las recomendaciones para cada etapa. En cuanto a los adolescentes, debe ser un tema de abordaje importante en la consulta, dado que a través de las pantallas logran el acceso a las redes sociales, las cuales implican un sin fin de riesgos que, sin la contención y las advertencias del pediatra en conjunto con la familia, pueden vulnerar al adolescente en muchos aspectos y dejarlo expuesto a situaciones indeseadas”, explica la profesional de OSPEDYC. Y agrega que: “El uso excesivo de las mismas puede derivar en bajo rendimiento escolar, poca capacidad de concentración, y problemas para relacionarse en el trato diario y presencial”.
El uso de pantallas es una temática más que importante para la consulta pediátrica, siempre teniendo en cuenta lo principal como profesionales que es, acompañar al paciente y a la familia en el crecimiento y desarrollo integral de los niños.
Las pantallas hoy en día ocupan un lugar muy importante en la vida de los más chicos y repercuten en su desarrollo tanto como muchos otros factores. Por esta razón, estar, guiar y apoyar siempre son pilares fundamentales en las tareas del pediatra, y en este tema, se hacen cada vez más importantes.