A lo largo de la historia las condiciones de vida y los hábitos han afectado a las diferentes generaciones en diversos aspectos de la vida. Esto implica que el desarrollo de diversas problemáticas de salud es imposible de separar de cuestiones como el ambiente y la urbanización.
En el caso de la miopía y otras afecciones de la visión, como por ejemplo la presbicia, su desarrollo va de la mano de lo que ha ido pasando siglo tras siglo.
Para muestra sirve lo que ocurrió recientemente con la pandemia COVID 19, que disparó las consultas por molestias en la visión relacionadas con el incremento en el uso de dispositivos electrónicos que reemplazaron a los encuentros cara a cara.
Esto se vio puntualmente en los niños, que al retornar a la presencialidad escolar manifestaron un marcado deterioro de la visión. Además, por miedo al contagio, las consultas programadas de control y rutina se suspendieron generando el agravamiento de diversos cuadros.
Así llegamos a la conclusión de que tanto el ambiente y sus condiciones, como los hábitos y el estilo de vida, afectan diversos aspectos de nuestra salud. ¿De qué manera, conociendo y modificando algunos o todos ellos, podemos cuidar y mejorar nuestra visión?
El comienzo de la problemática de la visión
En el caso de Argentina en 1884 se sancionó la primera Ley de Educación Común Pública y Gratuita, tanto que para 1940 ya contábamos con 80% de la población alfabetizada (al igual que Estados Unidos y muy pocos países mas). Argentina era un ejemplo de educación a nivel mundial. En el siglo XIX la iluminación nocturna hogareña y en espacios públicos se realizaba con velas y lámparas con combustibles de origen vegetal y animal, pero el descubrimiento del petróleo dio pie a las lámparas de combustible fósil (kerosene, gas, gasoil).
Luego, en el siglo XX se masificaría la electricidad, posibilitando nuevos estilos de vida en interiores con luz artificial basada en electricidad. Todos estos cambios transformaron los trabajos y la educación, pero también las múltiples dimensiones de la salud individual y colectiva.
El cambio cultural y urbanístico
La sobrepoblación de las ciudades hizo que se multiplicaran las epidemias de gripe y tuberculosis, asociadas con vivir en lugares hacinados, oscuros y poco ventilados. Además, estas nuevas condiciones ambientales también tendrían consecuencias en la salud visual.
Y esto trajo aparejada la necesidad de contar con nuevas herramientas, dando paso así al desarrollo de la industria del vidrio y los cristales para la presbicia. Surgió por entonces la oftalmología en Inglaterra y Europa central.
Hasta el gran cambio que derivó de la escolarización y la alfabetización -y la salida de los espacios rurales- la miopía que se presentaba solo en el 3-5% de la población y no representaba un problema serio de salud pública.
Sin embargo, para 1880 alcanzó al 30-40% de los niños de las escuelas del centro de Europa, cuna de la Revolución Industrial, representando entonces sí una epidemia.
Si bien estas cuestiones parecen hoy muy lejanas, son la base y el fundamento de los desarrollos, hábitos y formas que guían nuestra vida. Y es partiendo de ellas que podemos mejorar y ampliar nuestras posibilidades.
¿Cómo pensar el futuro?
Evidentemente, las diferencias que existen en el acceso a la educación, el trabajo, un ambiente adecuado y los diferentes modos de vida y de desarrollo económico e industrial tienen implicancias en la salud visual.
Por ejemplo, China y las demás potencias industriales asiáticas, al tener una altísima prevalencia de miopía cercana al 85% de la población joven, probablemente en 20-30 años lleguen a un 5-10% de la población adulta con graves problemas de visión.
Esto puede desembocar en las próximas décadas en una gran cantidad de población con graves problemas de visión y discapacidad por maculopatía miópica, lo que implica un grave problema de salud pública.
Otra cosa de la que se está seguro, es que la miopía es consecuencia de los cambios económicos, socio-culturales, educativos y ambientales y no de las causas genéticas.
Tal es así que hoy solo el 2-3% de la miopía que se presenta en los niños tiene carga hereditaria por influencia de genes específicos y es la que va a llevar a miopías de alta graduación.
Para finalizar, en el ámbito del sistema educativo, aún con una fuerte impronta ligada a la colonización y la expansión global del ideario de la Modernidad occidental, hay experiencias transformadoras a través de re explorar los vínculos con la educación popular y comunitaria.
En este contexto, sería interesante ampliar la educación escolar hacia otras dinámicas de enseñanza y aprendizaje que eduquen desde valores diversos, pluri e interculturales que eviten estar leyendo demasiadas horas de la infancia en ambientes sin luz solar. Esto ampliaría la educación escolar hacia otra relación con el ambiente, con mayor actividad en espacios abiertos e iluminación natural y conectaría con múltiples dimensiones humanas que la modernidad tiene reducidas únicamente a la razón y la erudición.
El trabajo desde el arte, el cuidado de la salud y el ambiente, combinados con la apropiación crítica de las nuevas tecnologías, así como otros muchos campos pedagógicos permiten desarrollar proyectos de enseñanza y aprendizaje grupales colaborativos, diversos desde el punto de vista pedagógico, los cuales no implican una educación virtual con exceso de pantallas, o alta carga de lectura miopizante.
(*) El autor es miembro del Grupo Argentino de Estudio de Miopía y consultor de Novar.