La migraña es la tercera enfermedad más frecuente del mundo, y se estima que afecta al 14,7% de la población, es decir, a 1 de cada 7 personas. Los dolores de cabeza son tan intensos que pueden ser invalidantes.
La investigación, que incluyó a 500 pacientes de nuestro país, fue llevada adelante por InSites Consulting a pedido del laboratorio Teva. Sus resultados acaban de darse a conocer y surgen del relevamiento realizado en forma online entre noviembre y diciembre de 2019. La encuesta incluyó a 12.545 personas (73% mujeres, 27% hombres) con migraña (con episodios al menos 4 días al mes) mayores de 18 años de Australia, Rusia, Brasil, Israel, México, Bélgica, Países Bajos, Francia, Alemania, España, República Checa, Italia, Polonia, Suecia, Reino Unido y Argentina.
A nivel global, el 92% de los participantes reconoció que la migraña impacta en su calidad de vida, y una gran mayoría especificó que el impacto es significativo. En nuestro país, las cifras fueron muy similares, 88%.
Siguiendo con los resultados que arrojaron particularmente los participantes argentinos, 4 de cada 10 (42%) de los que tenían hijos indicaron que consideran que su propia migraña afecta a la felicidad general de su hijo, y 1 de cada 2 (48%) sostuvo que atenta contra la capacidad de sus hijos de tener una vida sin preocupaciones. Además, 4 de cada 10 (39%) de los participantes argentinos marcaron que la enfermedad impactó en sus relaciones familiares.
“Investigaciones de este tipo nos permiten poner sobre la mesa lo que representa vivir con esta enfermedad, que puede ser sumamente invalidante, pero que en ocasiones es minimizada y cuyo impacto real se subestima. Además, es muy bueno que haya participado nuestro país, porque así los hallazgos son un reflejo de lo que les sucede a los argentinos”, sostuvo el Dr. Guillermo Maligne, Medical Associate Director de Teva.
Entre otros resultados, la mitad de los encuestados (51%) indicó que la enfermedad les afectó los planes de salir de su casa, 1 de cada 3 (36%) aseguró que impactó en su actividad sexual y para el 32% influyó en la celebración de ocasiones especiales. Asimismo, algunos incluso destacaron que afectó la decisión de tener un hijo (6%) y, en menor medida, de comprometerse/casarse (2%).
El pico de prevalencia de la migraña es entre los 25 y 55 años de edad, la franja de la vida en que habitualmente las personas forman una familia. Esto hace que pueda volverse un punto muy sensible para los pacientes con migraña, porque su enfermedad les puede representar un perjuicio en las relaciones cercanas, tal como se vio reflejado en los resultados del relevamiento.
En esta misma línea, los argentinos expresaron que, al limitar su potencial, la migraña los hace sentir frustrados (61%), exhaustos (54%), enojados (49%), con poco valor (39%), deprimidos (38%) y tristes (37%), entre otras emociones. Además, casi 9 de cada 10 (88%) indicaron que la enfermedad afecta negativamente la calidad de vida1.
La migraña es diferente de los dolores de cabeza habituales. Son dolores más intensos y vienen acompañados de otros síntomas como náuseas, sensibilidad a la luz, sonidos u olores y dificultad para concentrarse. Suele manifestarse en la pubertad y afecta principalmente al grupo de entre los 35 y los 45 años de edad. Es más frecuente en las mujeres en una relación de 3 de ellas por cada varón; representa la séptima causa específica de discapacidad.
Existen desencadenantes que favorecen la aparición de episodios, como situaciones de estrés y ansiedad, ciertos olores o perfumes, ruidos intensos y luces brillantes, alcohol y tabaco, cambios hormonales durante el ciclo menstrual, uso de pastillas anticonceptivas, ejercicios intensos, cambios en los patrones del sueño, ayuno prolongado y algunos alimentos como chocolate o quesos duros.
Tal como explicó el Dr. Maligne, “afortunadamente, existen distintas alternativas terapéuticas para tratar las migrañas, ya sea ante un episodio o en forma preventiva. La visita al especialista, quien indicará el abordaje adecuado para cada paciente, es fundamental para mejorar la condición”.
Ante el amplio abanico de opciones terapéuticas, el profesional de la salud, en diálogo con el paciente, determinará la más conveniente para cada caso, considerando fundamentalmente cómo se manifiesta la enfermedad en esa persona, la frecuencia, duración, severidad de los episodios y el impacto que estos tienen en la vida del paciente.