A través de esta nueva y exitosa manera de atender a los pacientes, orientada a todo tipo de signos y síntomas, el médico puede realizar un diagnóstico, prescribir una medicación y enviar una consulta presencial.
Y si el caso está relacionado a una afectación crónica, esta herramienta es fundamental para realizar el seguimiento cercano, afianzar la relación médico-paciente y tomar acciones oportunas, reduciendo los riesgos de complicaciones, el uso de la hospitalización y los tiempos de espera.
La Dra. Paola Caro explica que en empresas de emergentología más del 90% de la atención de manera virtual se resuelven con herramientas de telemedicina especialmente diseñadas para la atención de pacientes, y en particular se tratan “patologías simples y sobre contingencias COVID-19, que no requieren atención presencial”.
¿En qué situaciones o síntomas es válida la telemedicina?
La Dra. Caro señala que los profesionales “están capacitados para la atención de casos sospechosos de COVID-19, cefaleas de bajo riesgo, faringoamigdalitis, bronquiolitis, bronquitis, cólicos renales, condritis, contractura muscular, conjuntivitis, constipación, controles clínicos, síndrome gripal, ojos rojos, diarrea aguda, trauma de miembro, resfriado común y catarro de vías altas”.
Para patologías como hipertensión arterial sintomática, dolor precordial no coronaria, síncope, lesión por electricidad, parálisis facial, ictericia, herida cortante moderada/grave, abdomen agudo, síndrome varicoso complicado, trastorno vascular crónico, trauma de abdomen moderado, trauma de cráneo leve o moderado, trauma de miembros grave, trauma de tórax leve o moderado, deshidratación, tromboflebitis, vértigo, mareos o confusión mental es importante la atención médica presencial, advierte la especialista.
Asesoró: vittal