La donación de médula ósea es un acto voluntario, libre, solidario y gratuito

Recientemente se celebró el Día Nacional del Donante de Médula Ósea. Desde la puesta en funcionamiento del Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH) del INCUCAI, 1.376 pacientes argentinos que no contaban con un donante compatible, recibieron un trasplante de médula con un donante proveniente de los registros.

La donación de médula ósea es un acto voluntario, libre, solidario y gratuito

Cada año cientos de personas son diagnosticadas con enfermedades hematológicas como leucemia, anemia aplástica, linfoma, mieloma, errores metabólicos o déficits inmunológicos. Estas enfermedades pueden ser tratadas con un trasplante de médula ósea (MO). Sin embargo, sólo entre el 25% y 30% de estos pacientes tienen la posibilidad de encontrar un donante compatible en su grupo familiar. El resto debe recurrir a un donante no emparentado a través de los registros de donantes voluntarios.

“En el procedimiento de la donación de Médula Ósea (MO), la inscripción se realiza en los centros habilitados en los Servicios de Hemoterapia de los hospitales. Luego de una instancia informativa, el donante firma un consentimiento informado y da la autorización para que se le practique una extracción de sangre a los efectos de realizar los estudios serológicos y genéticos sobre la muestra, y así tipificar y evaluar su compatibilidad con posibles receptores”, explica la Dra. Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.

Y agrega que: “el código genético del donante se ingresa a la base informática del registro nacional y a la red internacional, de modo de quedar a disposición de las búsquedas que se realicen. A su vez, un donante de Médula Ósea requiere gozar de buen estado de salud, tener entre 18 y 55 años y pesar más de 50 kilos”.

¿Cuál es la función de la médula ósea?

La médula ósea es el centro de actividad de los huesos, un tejido importantísimo en muchos sentidos. La sangre y gran parte del sistema inmunitario tienen su origen allí. Cuando este tejido no funciona de manera adecuada, se producen ciertas enfermedades. Muchas de ellas, suelen ser graves.

La profesional detalla que, por su naturaleza, estas patologías se pueden clasificar en cuatro grandes grupos:

  • Leucemia

La leucemia es un cáncer de la sangre en el que la médula ósea produce glóbulos blancos anormales que no cumplen con su función y dejan al sistema sin respuesta inmunitaria. Entre los primeros síntomas de la leucemia están el malestar, las náuseas, las petequias (pequeñas roturas de vasos sanguíneos), el dolor interno, mareos, infecciones recurrentes.

  • Anemia aplásica

La médula ósea no produce glóbulos rojos. Las razones pueden ser muchas, como la aparición de tóxicos o el uso de ciertos fármacos. Lo más normal, sin embargo, es que el origen se encuentre en el sistema inmune, que ataca a las propias células de la médula ósea. Algunas infecciones como las del virus de la hepatitis, el virus de Epstein-Barr o el VIH pueden promover la anemia aplásica. Los síntomas iniciales son: debilidad, infecciones frecuentes, malestar, seguido de hematomas injustificados, hemorragias espontáneas, úlceras.

  • Enfermedades mieloproliferativas

La médula ósea produce demasiadas células sanguíneas: glóbulos blancos, rojos o plaquetas. Esto implica varios problemas que pueden resultar muy graves. En primer lugar, podría darse un trombo que deje consecuencias permanentes o resulte letal.

Por otro lado, la enfermedad mieloproliferativa podría desencadenar una leucemia aguda por el exceso de glóbulos blancos. Los síntomas que la identifican son el cansancio, el malestar, las náuseas, la pérdida de peso, las hemorragias, la inflamación articular y otros síntomas menos frecuentes.

  • Síndromes mielodisplásicos

Las mielodisplasias producen cada vez menos células sanguíneas, llegando incluso, a parar por completo la producción. Esta patología suele ser progresiva, de manera que quien lo padece puede sufrir anemia, infecciones recurrentes u otros síntomas como las hemorragias, el malestar, que van creciendo en intensidad.

Trasplantes de médula ósea

Los trasplantes de médula ósea pueden beneficiar a personas con diversas enfermedades cancerosas y no cancerosas como, por ejemplo:

  • Leucemia aguda
  • Adrenoleucodistrofia
  • Anemia aplásica
  • Síndromes de insuficiencia de la médula ósea
  • Leucemia crónica
  • Hemoglobinopatías
  • Linfoma de Hodgkin
  • Inmunodeficiencias
  • Errores congénitos del metabolismo
  • Mieloma múltiple
  • Síndromes mielodisplásicos
  • Neuroblastoma
  • Linfoma no hodgkiniano
  • Trastornos de las células plasmáticas
  • Síndrome POEMS
  • Amiloidosis primaria

“Un trasplante de médula ósea puede curar algunas enfermedades y remitir otras. Los objetivos de un trasplante de médula ósea dependen de la afección, pero por lo general, pueden ser los siguientes: controlar o curar una enfermedad, prolongar la vida y mejorar la calidad de vida”, remarca la Dra. El Haj.

Es importante saber que algunas personas tienen pocos efectos secundarios y complicaciones por un trasplante de médula ósea. Otras pueden experimentar efectos secundarios y complicaciones a corto y largo plazo. Puede ser difícil predecir la gravedad de los efectos secundarios y el éxito del trasplante.

“Es útil recordar que hay muchas personas que tienen trasplantes que también tuvieron algunos días muy difíciles durante el proceso. Sin embargo, los trasplantes terminaron siendo exitosos y pudieron ayudar a aquellas personas a retomar sus actividades habituales con una buena calidad de vida”, finaliza.

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