En esta 14º edición, el lema es “Sueño regular, futuro saludable”. En este momento te debes estar preguntando: ¿a qué nos referimos cuando hablamos de sueño regular?. Hablamos de sueño regular cuando dormimos todos los días aproximadamente la misma cantidad de tiempo y en un mismo horario.
Existen dos procesos que regulan el sueño: el circadiano y el homeostático; aunque otras variables como el ambiente, el estrés, la alimentación y la medicación también pueden influir sobre el mismo. La regulación circadiana la lleva adelante nuestro reloj biológico que se encarga, entre otras cosas, de regular y controlar nuestro ciclo de sueño-vigilia, influenciado por la luz y una hormona llamada melatonina. Durante la noche, cuando no hay luz, se secreta la hormona melatonina y promueve el sueño; mientras que en la presencia de luz, se cesa la producción de esta hormona, enviando la señal al cerebro de que ya es de día y debemos despertarnos.
Por su parte, el proceso homeostático es el que promueve el sueño en base a la cantidad de tiempo que llevamos despiertos. Para tener un sueño regular y de calidad es importante sincronizar nuestro ciclo de sueño con nuestro reloj biológico y nuestra propensión a dormir, para que exista un equilibrio entre ambos procesos; es decir, debemos dormir en las horas en las que no hay luz y es en ese momento cuando debemos estar más cansados y con ganas de dormir.
Y… ¿por qué es importante mantener la regularidad del sueño?
Es importante recordar que el sueño está relacionado con muchas funciones fisiológicas, como la consolidación de la memoria, el control de la inflamación, la regulación hormonal, la regulación cardiovascular, etc. Es por ello que tanto el sueño insuficiente como la mala calidad de sueño se asocian a condiciones adversas para la salud.
Existen una gran cantidad de estudios que demuestran que mantener horarios de sueño estables (acostarse y despertarse a aproximadamente la misma hora todos los días) se asocian con una mayor calidad de sueño. Además, si cambiamos frecuentemente el horario en el que dormimos se genera un desajuste entre nuestro reloj biológico y el ciclo de sueño-vigilia, que puede generar trastornos de nuestras funciones cognitivas y nuestra salud.
En adultos, se ha demostrado que el sueño insuficiente (menor a 7-8 horas por día) se relaciona con alteraciones cognitivas, como el aumento del tiempo de reacción y la reducción del rendimiento cognitivo; accidentes viales; un mayor riesgo de desarrollar trastornos metabólicos, como obesidad, diabetes y trastornos cardiovasculares; y un mayor riesgo de desarrollo de desórdenes psiquiátricos. Por su parte, en adolescentes, también se demostró una disminución del rendimiento académico. Es por ello que las personas que poseen un sueño regular tienen mejor estado de ánimo, y rendimiento psicomotor y académico.
Entonces, no solo es importante dormir en cantidad, también debemos ser regulares en los horarios de nuestro sueño para garantizar un descanso de calidad. Esto último es algo que cada vez cuesta más en la sociedad 24/7 en la que vivimos, en la que las demandas socioculturales y laborales van en contra de nuestro reloj biológico y nos alejan de este sueño regular. Para mantener el reloj en correcto funcionamiento es importante evitar las luces brillantes y pantallas luego del atardecer, exponerse a la luz solar en las primeras horas del día, y ser regulares con los horarios de las comidas, entre otras cosas.
Entonces, ahora ya sabes por qué un sueño regular es indispensable para tener un futuro saludable.
La autora es becaria postdoctoral, Laboratorio de Cronofisiología del Instituto de Investigaciones Biomédicas, UCA-CONICET.