En la Ciudad de Buenos Aires, el 18,4 % de los conductores testeados por drogas dio positivo, entre enero y mayo de este año, según cifras oficiales.
En Floresta sucedió una de las tragedias viales más resonantes de este año. El pasado 7 abril en la madrugada, un conductor alcoholizado y bajo los efectos de la cocaína embistió a 90 km/h, en el cruce de las calles Chivilcoy y César Díaz, a un coche en el que viajaban dos mujeres, que murieron en el impacto. Diez días más tarde, en la madrugada del 17 de abril, un hombre de 39 años, bajo los efectos del alcohol y metanfetaminas, se metió a contramano con su auto en el túnel de Avenida Del Libertador y atropelló a un motociclista. Y hay muchos casos más.
Las drogas ilegales de abuso, que generan adicción tras su consumo repetido, como la marihuana, la cocaína, el éxtasis, etc., afectan por sí mismas la conducción, ya que perturban siempre, en mayor o menor medida, el funcionamiento psicofísico del individuo alterando, entre otros, a la percepción sensorial, la atención y muchas veces, la coordinación motora, además de distorsionar la percepción del riesgo. Combinadas con el alcohol, conforman un cóctel fatal a la hora de conducir, ya que se potencian sus efectos tóxicos.
Los principales peligros de la marihuana (cannabis) en la conducción son:
- La sedación
- Las alteraciones perceptivas y atencionales (distracciones)
- La lentitud de respuesta,
- La somnolencia
- La falsa sensación subjetiva de seguridad
Las principales alteraciones producidas por la cocaína en la conducción son:
- Excitación
- Menor percepción del riesgo
- Sobrevaloración de las propias capacidades
- Impulsividad
- Agresividad
- Trasgresión de las normas
- Alteraciones perceptivas y atencionales.
Fuente y foto: Clarín