Puede producir un flujo de orina débil o interrumpido y dificultad para comenzar a orinar, urgencia y necesidad repentina de orinar (en especial, de noche); dificultad para vaciar la vejiga por completo; dolor o ardor al orinar, sangre en la orina o el semen; dolor de espalda, cadera o pelvis que no desaparece; falta de aire, mucho cansancio, latidos rápidos del corazón, mareo o piel pálida a causa de anemia.
Estos síntomas pueden -o no- estar indicando la presencia de un cáncer de próstata o de hiperplasia prostática benigna (HPB), no cancerosa, pero que igualmente puede llegar a requerir una cirugía como tratamiento. Por este motivo, ante tales signos, es preciso acudir al especialista.
Esta patología se origina cuando las células de la próstata comienzan a crecer fuera de control. Casi todos los cánceres de este tipo son adenocarcinomas (1) y se desarrollan a partir de las células glandulares (las células que producen el líquido prostático que se agrega al semen).
Los principales factores de riesgo
- Edad: es el principal factor de riesgo. Esta enfermedad es poco frecuente en varones menores de 50 años y las probabilidades de padecer la enfermedad aumentan considerablemente con la edad.
- Antecedentes familiares: el riesgo es mayor si padre o hermano tuvieron esta enfermedad. Cerca de un 10% de los canceres de próstata pueden darse como resultado de una predisposición genética o hereditaria.
Es alarmante que, por la pandemia, las consultas urológicas disminuyeron cerca de un 50%, según la Sociedad Argentina de Urología (SAU) y la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC). Además, 1 de cada 3 pacientes con cáncer de próstata interrumpió su tratamiento en tiempos de aislamiento social.
A pesar de ser una enfermedad con altos índices de padecimiento, es preciso señalar que su tasa de supervivencia está directamente relacionada con la etapa en la que es detectada. Si es detectada en la etapa inicial, en la cual el cáncer aún no se ha extendido fuera de la glándula prostática, se estima que de cada 5 cánceres 4 están en una etapa temprana, donde la supervivencia a 5 años se estima es cercana al 100% (2).
“Es crucial trabajar en concientizar sobre la cotidianeidad que deben adquirir los hombres en sus visitas al urólogo. Teniendo en cuenta que el cáncer de próstata localizado no suele dar síntomas, es fundamental para el diagnóstico precoz realizar los controles periódicos”, comenta Alicia Rodríguez, Bioquímica y Gerente de Marketing de Siemens Healthineers.
Si la enfermedad se encuentra en la etapa regional, donde el cáncer ya está extendido fuera de la próstata, se señala que la tasa de supervivencia a 10 años ronda sobre el 75%. Si, por el contrario, el cáncer está en la etapa distante, en donde ya hace presencia en ganglios linfáticos y otros órganos, la tasa relativa de supervivencia a 5 años es cercana al 28% (3).
De acuerdo con lo anterior, nace la necesidad de promover una detección temprana, hábitos de autocuidado y adoptar estilos de vida saludables que contribuyan a su prevención.
Las medidas de prevención y el fomento de una cultura de autocuidado en la población masculina debe ser un hábito que se adopte para mejorar la salud de todos. Las medidas que se deben tomar para disminuir la probabilidad de este cáncer son: realizar actividad física, mejorar el consumo tanto de frutas como de verduras y mantener un peso saludable. Asimismo, generar una mayor conciencia en hombres mayores de 40 años a que realicen consultas periódicas que les permitan valorar el riesgo de padecer esta enfermedad.
(1) Cáncer que empieza en las células glandulares (secretoras) que se encuentran en el tejido que reviste ciertos órganos internos. Estas producen y liberan sustancias corporales como moco, jugos digestivos, entre otros. (Instituto Nacional del Cáncer-EEUU- Diccionario del Cáncer).
(2) Tasa de supervivencia del Cáncer de Próstata (American Cancer Society)
(3) Tasa de supervivencia del Cáncer de Próstata (American Cancer Society) Unrestricted.