Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades cardiovasculares (ECV) son un grupo de desórdenes del corazón y de los vasos sanguíneos, entre los que se encuentran los ataques al corazón y los accidentes cerebrovasculares (ACV), que suelen ser fenómenos agudos que se deben sobre todo a obstrucciones que impiden que la sangre fluya hacia el corazón o el cerebro.
“Cada año los eventos cardiovasculares (infarto de miocardio y accidente cerebrovascular) se cobran 17 millones de vidas en el mundo”, desarrolla Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.
En línea con este día, el Ministerio de Salud de la Nación Argentina trabaja de manera integral la promoción de hábitos saludables para el cuidado del corazón, entre los cuales se encuentran:
- Alimentación sana, completa y equilibrada: consumir alimentos con Omega 3 (pescados), controlar el nivel de colesterol (grasas animales), bajar contenido de sal (sodio) en la dieta y reducir el consumo de alcohol.
- Actividad física: los efectos beneficiosos del ejercicio físico sobre la salud cardiovascular se desarrollan a partir de sus acciones sobre los factores de riesgo con la consecuente disminución del riesgo de enfermedad cardiovascular y de mortalidad. El ejercicio ha demostrado beneficios en múltiples aspectos de la función y salud cardiovascular. Los individuos físicamente activos tienen menores niveles de presión arterial, mayor sensibilidad a la insulina y un perfil lipídico más favorable. También, se han demostrado efectos cardíacos positivos con mejoramiento de la función cardíaca y reducción de la frecuencia cardíaca basal y del desarrollo de arritmias, cambios conocidos como “corazón de atleta”. Quince minutos de ejercicio al día, disminuyen en un 14% la tasa de mortalidad por cualquier causa.
- Abandono del tabaquismo: evitar el consumo de tabaco, ayuda a no sufrir un infarto de miocardio. Los fumadores corren más riesgo de presentar episodios cardiovasculares agudos a una edad temprana que los no fumadores.
Estos son ejes básicos y fundamentales para evitar los eventos cardiovasculares, ayudando a mantener registro de tensión arterial en valores normales; disminuir el perímetro abdominal; mantener valores de colesterol “malo” LDL bajos y mejorar el colesterol “bueno” HDL.
“Está demostrado que el ejercicio regular tiene amplios beneficios para la salud. De hecho, existe evidencia que sugiere que un estilo de vida sedentario puede ser un predictor de mortalidad aún más fuerte que factores de riesgo establecidos como el tabaquismo, la hipertensión y la diabetes”, enfatiza la profesional.
Si bien está recomendado hacer actividad física con regularidad, la práctica de ejercicio (y más frecuentemente la de mayor intensidad) no está exenta de riesgos, pudiendo ocurrir traumatismos, arritmias cardíacas, infarto agudo de miocardio y hasta muerte súbita. La prevalencia de estos riesgos se incrementa cuando existen enfermedades de base como, por ejemplo, diabetes, hipertensión arterial, alteraciones y elevación del colesterol, obesidad y enfermedad de las arterias. Muchas veces, las personas que las padecen saben de su existencia, pero muchas otras no.
Por último, y para prevenir eventos cardiovasculares relacionados con la realización del ejercicio, las personas deberían realizar una evaluación médica pre participativa deportiva. “En dichas consultas se realiza un examen exhaustivo, se recomienda una alimentación saludable y se sugiere eliminar hábitos tóxicos como, por ejemplo, el tabaquismo. Generalmente se solicitan estudios complementarios dependiendo de la edad y los antecedentes de los individuos”, finaliza El Haj.