La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y la Asociación Americana de Pediatría (AAP) recomiendan:
- Menores de 10 meses: no es aconsejable su uso, excepto para videollamadas.
- 18-24 meses: con selección de contenidos, supervisión de los padres y explicación de lo que están mirando.
- De 2 a 5 años: máximo 1 hora por día.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que los menores de 2 años no deben estar frente a las pantallas. Por otro lado, se recomienda elegir los dispositivos de lectura en familia o aplicaciones educativas.
No deberán utilizarlos antes de dormir, durante la alimentación o para calmar al niño, ya que esto genera hábitos inadecuados como dificultad para conciliar el sueño, obesidad o alteraciones en los vínculos familiares o sociales.
¿Qué consecuencias puede traer el uso excesivo de pantallas en niños?
Hay estudios que demuestran que pasar más tiempo frente a las pantallas, y sobre todo, a una distancia menor a 30 cm, genera cierta predisposición a presentar cambios en el ojo como por ejemplo miopía (dificultad para la visión cercana) y astigmatismo (dificultad para enfocar la imagen con nitidez).
Algunos autores describen algo llamado “Síndrome de la visión por los videojuego”. Con este nombre se agrupan un conjunto de síntomas tanto visuales (cansancio visual, visión borrosa o doble, desviación ocular, parpadeo frecuente) como no visuales (cefalea, cansancio, insomnio, déficit de atención, irritabilidad, dolor de cuello o espalda).
¿Qué medidas hay que tomar para prevenir estos síntomas?
Se aconseja disminuir el tiempo y aumentar la distancia a las pantallas. Una buena opción es reglar el descanso cada media hora y por lo menos durante 10 minutos. Además, se ha demostrado que pasar tiempo al aire libre también contrarresta este tipo de síntomas, y esto se debe a que los niños hacen foco en imágenes más lejanas, generando mayor relajación de los músculos intra y extraoculares.
Otra recomendación muy importante es realizar la consulta anual con un médico oftalmólogo para detectar cualquier disminución o alteración de la visión, y poder prescribir el uso de lentes si fuese necesario.