Se denomina cáncer de ovario a cualquiera de los tipos de tumores malignos que afectan a alguna de las zonas de los ovarios. El ovario es secretora de hormonas sexuales y productora del gameto llamado óvulo. Están ubicados dentro de la pelvis -uno a cada lado-, de forma ovoidea y con alrededor de tres centímetros de diámetro.
“En Argentina, el riesgo de padecer esta enfermedad es de 1 en 70 (1,4%) y ocupa el quinto lugar de los cánceres en mujeres luego de los de mama, colon y recto, pulmón y cuello uterino -ambos con igual incidencia en tercer lugar- y tiroides”, explica Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC. Y agrega que: “Según el Ministerio de Salud de La Nación, en nuestro país, surgen alrededor de 2.200 casos de cáncer de ovario por año”.
Los síntomas son inespecíficos, y poco significativos inicialmente. Entre ellos podemos mencionar: dolor y distensión abdominal, sensación de pesadez, náuseas, saciedad temprana, pérdida del apetito, constipación, fatiga, alteración del ciclo menstrual o sangrado vaginal anormal.
El diagnóstico se puede realizar de manera precoz (sin tener síntomas) mediante un examen pélvico anual que lo realiza un especialista en ginecología. Otros estudios como, por ejemplo, la ecografía transvaginal, la tomografía axial computada (TAC), la resonancia magnética o determinaciones de laboratorio especiales, podrán ser solicitadas por el médico a cargo en el caso que lo considere necesario.
Por su parte, el diagnóstico de certeza y la determinación de la etapa de la enfermedad se realizará por medio de una cirugía y de esa manera, se puede establecer si la enfermedad está en un estadio inicial o avanzado para, a partir de allí, plantear un plan terapéutico.
Otro punto a tener en cuenta son los antecedentes familiares, en particular madre, hija, hermanas y abuelas que hayan padecido cáncer de ovario, útero o mama. Con respecto a los antecedentes personales, es importante referir al médico si se ha padecido de cáncer de mama, endometrio o colon, cuándo fue el comienzo de la edad fértil, cantidad de hijos, uso de pastillas anticonceptivas otras enfermedades ginecológicas como quistes de ovario y endometriosis, entre otros.
“A partir de los 35 años aumenta el riesgo de padecer cáncer de ovario, con un pico máximo entre los 50 y 75 años, siendo la mayoría de los diagnósticos realizados después de la menopausia”, sostiene la Dra. El Haj.
Como esta enfermedad no cuenta con estudios de rutina para su diagnóstico temprano, es fundamental trabajar algunas conductas saludables dentro de nuestros hábitos. Para los cuales se recomienda:
- Tener hábitos de vida saludables.
- Mantener un peso ideal.
- Hacer ejercicio.
- No consumir tabaco.
- Realizar controles ginecológicos anuales.
- Informar los antecedentes personales o familiares para lograr un diagnóstico temprano.
“La alta mortalidad de esta enfermedad se debe a que es ´una patología silenciosa´, ya que no suele presentar síntomas y tiene una evolución oculta, lo que dificulta efectuar su diagnóstico en estadíos iniciales, de allí que la consulta periódica con un profesional de la salud siga siendo la mejor recomendación”, finaliza la profesional.