Bajas temperaturas: alimentación y frío

Falta poco para la llegada del invierno, comienzan a sentirse las bajas temperaturas y en general se ingieren comidas con más grasas y con alto contenido calórico. Es importante saber qué debemos comer para conservar la buena salud.

Bajas temperaturas: alimentación y frío

La regla es cuando baja más la temperatura, la ingesta de líquidos, verduras y frutas debe seguir siendo regular.

Un requerimiento energético alto solo debe darse cuando pasamos frío, para luego bajarlo cuando estamos en un lugar cálido. Es decir, elegir comidas calientes, equilibradas y armónicas para llegar a la próxima estación sin kilos de más y evitar diferentes afecciones como obesidad, trastornos gastrointestinales, enfermedades metabólicas, etc.

Consejos

  • Comprar vegetales y frutas de estación para obtener minerales, vitaminas y fibras.
  • Obtener vitamina D a partir de los alimentos ricos en calcio a diario como leche, yogur, quesos y sus derivados, seleccionando los bajos en grasa para cuidar el colesterol.
  • Aumentar las defensas naturales programando menús semanales equilibrados que contengan verduras y frutas.

Alimentos que aumentan las defensas

  • Cebolla, ajo y puerro: tienen propiedades mucolíticas y antisépticas contra los gérmenes, bacterias y virus.
  • Zanahoria: rica en betacaroteno esencial para mantener saludables las mucosas y reducir los riesgos de infecciones respiratorias.
  • Acelga, espinaca, endivias: contienen fibra, folatos, betacaroteno y vitamina C que alivian la tos y mantienen la mucosa bronquial. El zinc que aporta la espinaca, por ejemplo, ayuda a mantener el sistema inmunológico. Se pueden consumir cocidas, al wok con aceite de oliva, en guisos con salsa de tomate casera, revueltos con claras de huevo o en tortillas al horno.
  • Brócoli: posee vitamina C que aumenta las defensas del organismo.
  • Kiwi, limón, mandarina, naranja y pomelo: las frutas ricas en vitamina C, antioxidante natural que ayuda al funcionamiento del sistema inmunológico y mejora la absorción del hierro.
  • Tomate: fuente de fibra y vitaminas que evitan la oxidación celular y agilizan la depuración de los productos tóxicos. Es preferible quitarle la piel antes de consumirlo.
  • Productos lácteos fermentados: como yogur o kéfir, aumentan las defensas inmunológicas porque contienen probióticos importantes para luchar contra las infecciones. Además colaboran con el buen estado de la microbiota intestinal como barrera a muchas enfermedades.
  • Leche fortificada con vitamina D: es un alimento a incorporar en la dieta diaria porque en la época fría nos exponemos a una menor cantidad de rayos solares y por ende, podemos llegar a padecer deficiencia de esta vitamina, ocasionando o acentuando problemas óseos.
  • Frutas secas: son recomendables en personas mayores por la descalcificación en los huesos, sobre todo en mujeres que se encuentran en postmenopausia y en niños. Deben consumirse frescas porque por su alto contenido graso se ponen rancias.
  • Agua: mantener la hidratación bebiendo dos litros diarios de agua, infusiones o jugos naturales para favorecer las funciones metabólicas del organismo y mejorar el tránsito intestinal.
  • Pescados como salmón, atún y caballa: con su aporte de vitamina D, evitan la deficiencia de la “vitamina del sol” durante los meses más fríos. Se sugiere consumirlos al menos 3 veces por semana.

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