El incremento de la expectativa de vida trae aparejado un aumento de casos de Alzheimer y otras demencias. Entre los principales factores de riesgo modificables que afectan al cerebro y producen este tipo de daños se destaca la hipertensión arterial. Se considera hipertensión arterial cuando, luego de tres mediciones consecutivas, en más de una oportunidad los valores registrados son iguales o superiores a 140/90 mmHg. Constituye el principal factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, incluidas las cerebrales. Según la Organización Panamericana de la Salud, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en la mayoría de los países de este continente y son responsables del 30% de los fallecimientos en la región.
“En general, cuando los clínicos y los cardiólogos atienden a un paciente con hipertensión arterial, evalúan el estado de su corazón a través de una ecografía y/o de un electrocardiograma y revisan el riñón mediante un estudio de laboratorio de función renal, pero no estudian el cerebro, que es algo muy importante”, sostuvo el Dr. Augusto Vicario, coordinador de la Unidad Corazón-Cerebro del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).
Tener la presión elevada daña el riñón, el corazón y el cerebro, aunque su relación con el daño cognitivo no está lo suficientemente difundida. Las últimas guías internacionales sobre hipertensión de las Sociedades Europeas de Hipertensión y Cardiología reconocieron la función cognitiva (y su declive) como un daño orgánico mediado por la hipertensión. De hecho, el daño cerebral puede ser el único daño orgánico mediado por hipertensión en más del 30% de los hipertensos y evolucionar sin ser detectado durante varios años si no se examinan adecuadamente o si no tienen su presión arterial bajo control.
Cuando alguien desarrolla hipertensión arterial, las paredes de sus arterias comienzan a perder elasticidad y las características propias de su función se alteran; este daño incluye a los pequeños vasos cerebrales que irrigan la subcorteza del cerebro. La lesión va produciéndose lentamente y lastima vascularmente todo lo que está en la subcorteza cerebral. “Estas lesiones vasculares comprometen las conexiones entre las neuronas alterando la función cognitiva 10 ó 15 años después”, detalló el Dr. Vicario.
Se estima que más de mil millones de personas en el mundo tienen HTA y 50 millones, demencia. En la Argentina, según la 4ta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, la más reciente presentada en 2019, un 34,6% de la población autorreportaba presión arterial elevada, mientras que se producen cerca de 100 mil muertes por enfermedades cardiovasculares al año en nuestro país y se considera que el 37,3% podría evitarse si la gente tuviese controlada su presión arterial. En cuanto a los trastornos mentales y del comportamiento incluida la enfermedad de Alzheimer, causan la muerte de cerca de 7 mil personas por año.
“La hipertensión arterial es una enfermedad silenciosa; la mayoría de los síntomas que la gente atribuye a la hipertensión no son tales. Para detectar daño cognitivo, no se puede indicar resonancias magnéticas o tomografías de cerebro a todos los pacientes, pero sí puede evaluarse el funcionamiento cognitivo a través de test sencillos en el consultorio, cuyos resultados son un indicador muy preciso”, indicó el Dr. Vicario.