Salud y deposiciones de mascotas

Las heces caninas al aire libre se han convertido en un grave problema ambiental.

Salud y deposiciones de mascotas
Salud y deposiciones de mascotas

Los problemas de salud pública son múltiples y variados, y en las actuales circunstancias el virus de carácter infeccioso que se ha expandido desde  China es lo que más preocupa a la población y a las autoridades sanitarias.

Sin embargo, vamos a abordar un tema que podría parecer trivial, pero que tiene serias implicancias en el estado general de la población y que, en general, no es tenido en cuenta como debiera. Nos referimos a las deposiciones de las mascotas domésticas, sobre todo perros, en los lugares públicos.

Es penoso apreciar a diario con la irresponsabilidad que dueños de animalitos observan como deponen, con total pasividad. Fundamentalmente en plazas, paseos u otros sectores por donde pasa mucha gente, en especial niños.

Y el problema se multiplica porque esta situación alcanza a los canes o gatos que las familias poseen en sus domicilios, sino que además se extiende a una elevada población de animales que viven en la vía pública, en la condición de abandonados o callejeros.

La materia fecal de mascotas en los espacios públicos puede transmitir enfermedades.

Los colegios de veterinarios, como el de Mendoza, han advertido que las heces en los sitios que son utilizados o transitados por personas son factores de riesgo para la salud, la contaminación del ambiente urbano y la transmisión de afecciones zoonóticas.

En la ciudad capital y en diferentes sitios del Gran Mendoza la materia fecal de los animales, con dueños o librados a su suerte, es una constante. La contaminación ocasionada por esa materia en veredas, prados y otros escenarios favorece la dispersión de heces en lugares públicos que contienen huevos y quistes de parásitos que son un factor de riesgo para niños y adultos. Se nos dirá que no es habitual entrar en contacto con las heces de los animales porque se impone una natural reacción a pisarlas o tener algún tipo de roce,  pero desafortunadamente muchas veces ocurre y ese temor se potencia con los menores de edad.

La materia fecal que se deja en plazas y veredas se seca y se transforma en polvo. Contribuye a la polución del aire, del acuífero subterráneo, de depósitos de agua, de lugares de esparcimiento y, además, de diversos alimentos elaborados en la vía pública.

Explican los veterinarios que los parásitos de estos desperdicios penetran en nuestro organismo por ingestión de los huevos debido a la manipulación de calzados, juguetes, utensilios del jardín u otros objetos, y que eventualmente tuvieron contacto con las deposiciones caninas o felinas.

Las zoonosis engloban a todas las enfermedades comunes y transmisibles entre animales y humanos. La mayoría de las dolencias emergentes y re-emergentes, son materia de preocupación en todas las autoridades sanitarias del mundo. El incremento de canes sin hogar, la falta de control médico veterinario y la escasa práctica de la tenencia responsable de las mascotas, son factores determinantes que derivan en causales de riesgo. No vamos a ahondar en las enfermedades que pueden encontrarse ocultas en los espacios públicos, aunque al menos nombraremos tres, que son la hidatidosis, la toxoplasmosis y la toxocariosis. La primera, más propia de los ambientes rurales, es una dolencia mortal que se adquiere al ingerir productos contaminados con excrementos de perros. La toxoplasmosis es transmitida por los gatos. Y la toxocariosis se produce por la ingestión de huevos de Toxocara canis, que se encuentran en suelos contaminados.

La recolección, entonces, es clave. Si las heces no se recogen pronto, los huevos y quistes presentes en ellas pueden transformarse en formas infectantes y representar riesgos para los seres humanos.

Los paseos de mascotas en espacios públicos debe realizarse de manera responsable, con correa soportada por su cuidador, bozal (si es posible) y elementos necesarios para la retirar del suelo las deposiciones. Con una palita y una bolsa de papel, se soluciona el inconveniente. Luego, entre autoridades de zoonosis de nivel municipal y las entidades protectoras de animales habrá que ver qué se puede hacer con la elevada población que deambula en la vía pública, que no tiene quien la cuide.

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