Las mujeres suelen postergar la atención de su salud por falta de tiempo. Los médicos aseguran que es algo que sucede desde hace mucho, sin embargo las condiciones actuales han "agravado el cuadro".
Natalia, mamá de tres niños, quien además trabaja en una bodega, lo describió en carne propia: “he venido postergando puntualmente ir al ginecólogo, hace un montón. Porque cuando no tengo que llevar a los niños a hacer deporte, tienen que estudiar o no tengo con quién dejarlos. Si hay que llevarlos a ellos al médico, al tratamiento de ortodoncia, al oculista, eso sí lo hacemos”.
La mayor inserción en el mercado laboral, las cargas en tareas domésticas, el cuidado de los hijos y adultos enfermos ocupan gran parte de su tiempo por lo que acceder a un turno y peor aún realizar algún tratamiento es tan complicado que terminan por desistir o simplemente no hacerlo.
Estas tareas recaen mayoritariamente -cuando no únicamente- sobre ellas mientras que el mercado laboral tiene cada vez más exigencias.
Por otra parte, la mayor cantidad de hogares monoparentales luego de la gran cantidad de separaciones y una distribución inequitativa de las responsabilidades con su ex pareja, dejan a las mujeres con altas demandas y vulnerabilidad.
Sin continuidad
Lo que aprecian en cuanto al acceso a tratamientos de consumos problemáticos y adicciones de sustancias psicoactivas es una muestra. La psicóloga Marta Hintucchi, coordinadora del plan provincial de Adicciones, destacó que son muchas menos las mujeres que piden ayuda respecto de los varones pero además, de ellas, muy pocas llegan a tratamiento.
“Notamos que hay un abandono del tratamiento o que cuando consultan ya llevan mucho tiempo con la situación de consumo de sustancias”, explicó la coordinadora.
Detalló que según datos de Sedronar, la relación de varones que solicitan ayuda versus la de mujeres es de 3 a 1. De ellos, 59% de los varones queda en tratamiento y de las mujeres solo 35%, "es casi la mitad", subrayó.
“Es un dato bastante elocuente y no puede dejar de considerarse que esto está vinculado al género y a los mandatos que la sociedad le transmite a cada género”, fundamentó.
Dijo que les resulta difícil pedir ayuda porque culturalmente está peor visto el consumo en quienes son madres y además tienen miedo de perder a sus hijos.
Los hijos primero
"Las mujeres dejan de ver como una prioridad su propia salud para priorizar la de sus hijos (…) Se las ve peleando porque no hay pediatras o algún aspecto de la atención para sus hijos en hospitales y centros de salud pero no por la presencia de médicos para ellas", advirtió María Eugenia Campano, médica de familia quien trabaja en una obra social y un centro de Salud.
Profesionales consultadas destacan que encuentran barreras si tienen hijos, más aún si son varios, ya que les cuesta dejarlos, gestionar turnos o afrontar las esperas que tiene el sistema de salud. Lo preventivo es lo que más se posterga.
Campano reconoce que ellas llegan más a los efectores de salud pero lo hacen para llevar a sus hijos o las personas de las que se ocupan. Es en esas instancias en las que según dijo suelen aprovechar para conversar con ellas sobre su propia salud y trata de que se hagan controles. Agregó que es bastante común que posterguen un papanicolau o la colocación de un método anticonceptivo.
Claudia Federicci, jefa de la Casa de la Mujer consideró que es muy difícil que priorice su salud antes que la de sus hijos.
“Van espontáneamente a vacunarlos pero hay que promocionar para que vayan a atenderse ellas”, señaló Federici. Por otra parte mencionó que es un gran problema contar con permisos laborales para los estudios mientras que en algunos lugares donde se realizan no se hacen certificados por lo que no pueden demostrarlo.
"El tema de que las mujeres tengan más demandas laborales y más cargas va en aumento, hoy la mayoría trabaja, no se puede negar el certificado", destacó la titular de la Casa de la Mujer. Agregó que la que tiene más inconvenientes es la paciente que tiene un trabajo informal y que las más afectadas son quienes tienen entre 30 y 40 años.
Adaptar el sistema
Las consultadas destacaron la imperiosa necesidad de que el sistema de salud tenga perspectiva de género para adaptarse a las necesidades de las mujeres. Para ellas, el sistema debe ser un facilitador, proponer tiempos más flexibles, con más turnos en los horarios escolares cuando pueden dejar a sus hijos y menos demoras para que pueda ser todo más expeditivo.
Marta Hintucchi, coordinadora del plan provincial de Adicciones señaló que se debe ofrecer alternativas de tratamientos y lograr lidiar con las incomodidades propias de los prejuicios y situaciones discriminatorias.
Por su parte, Claudia Federicci, jefa de la Casa de la Mujer advirtió que hay cambios en promoción de la salud gracias a los cuales si la paciente ingresa al sistema y no vuelve la salud pública puede buscarla. Esto en el caso de las consultas de seguimiento pero no es así ante las consultas espontáneas, las primeras, a las que debe llegar la mujer por iniciativa propia.
"Esto es lo que hay que reforzar, por eso hay que trabajar la promoción de la salud", subrayó.
Distribución inequitativa
La incorporación de la mujer al mercado laboral no ha venido acompañada de una distribución más equitativa de tareas en lo doméstico. Así lo advirtió la socióloga Débora Robledo, quien agregó que en épocas de crisis son las mujeres las que más se incorporan al mercado laboral.
Subrayó que las tareas de cuidado la tienen como responsable.
"La mujer llega al sistema de salud en este binomio madre- hijo determinado por cuestiones culturales, durante el embarazo es cuando más controles se hace y esto es porque se señala que la mujer es la responsable de la salud de los hijos", explicó. Los cuida aún a costa de su propia salud.
Esto además dificulta que pueda tener otros proyectos más allá de la maternidad. Por ello destacó la importancia de generar herramientas para atravesar ese momento y responsabilizar a la pareja también en las tareas de cuidado y del ámbito doméstico.