Saltar, Saltear y asaltar

Saltar, Saltear y asaltar

En una clase, un alumno argumenta que no sabe determinado tema porque, cuando estudiaba, “se salteó esa parte”. El profesor corrige la expresión y dice al curso: “No debe decirse ‘saltear una parte o un tema’, sino que lo correcto es, para indicar esa omisión, usar el verbo ‘saltar’. Sin embargo, al consultar los diccionarios académicos, nos sorprende que ‘saltar’ y ‘saltear’ tienen una de sus acepciones en común. Veámoslo:

El verbo ‘saltar’ tiene vieja data ya que proviene del latín “saltare”, con muchos valores, tales como “bailar y danzar” y, en sentido figurado, “tener un estilo cortado e inconexo”. En español, en la última edición del diccionario académico de la lengua, encontramos veintisiete acepciones, de las cuales nos parece valioso rescatar las más usuales: la primera es “salvar de un salto un espacio o distancia”, como en “saltar la acequia”; la segunda, “omitir voluntariamente o por inadvertencia parte de un escrito, al leerlo o copiarlo”, como en “saltar un renglón, un párrafo, un tema”.

En sentido figurado, “alzarse con impulso rápido, separándose de donde se está”, como en la locución “saltar a la fama”. También, puede ser equivalente a “arrojarse desde una altura”, como en “saltar en paracaídas”. Puede también significar “surgir repentinamente”, como en “saltó una oferta imprevista”; además, este carácter repentino se nota en la acepción “funcionar de golpe, en relación con un mecanismo”, como en “saltar la alarma”.

Se usa también este verbo para señalar un ascenso a un puesto más alto, sin haber pasado por los intermedios, como en “saltar los puestos en un escalafón”. En relación con la segunda acepción que consignamos, puede ser equivalente a “pasar de un lugar a otro, o de un asunto a otro, omitiendo pasos intermedios”. Semejante es la acepción coloquial y con valor pronominal de “omitir una acción obligada o un paso necesario”, como en “Los vivos de siempre se saltaron ese trámite”.

Hasta ahora, el profesor tenía razón; pero he aquí que, al buscar ‘saltear’, vemos que el primer valor es el de ”sofreír un alimento a fuego vivo, en manteca o aceite hirviendo”: “Acompañé la carne con verduras salteadas”. Este significado no es exclusivo de ‘saltear’, ya que también lo consigna el Diccionario integral del español de la Argentina para ‘saltar’: “Freír un alimento por poco tiempo y con el fuego alto”.

A este valor inicial relacionado con la comida, se le agregan dos: “Hacer algo discontinuamente, sin seguir el orden natural, o saltando y dejando sin hacer parte de ello” y “Pasar por alto una cosa, obviar algo”, como en “Vamos a saltear algunos temas del programa porque no llegamos a terminarlo” y “No es bueno saltear comidas”.  Apreciamos, entonces, que el profesor tenía razón al usar el verbo ‘saltar’, pero que también era correcta la expresión del alumno pues así lo valida la búsqueda en fuentes académicas.

Si volvemos sobre el verbo ‘saltar’, advertimos que en nuestras expresiones coloquiales, según el diccionario argentino mencionado, puede significar “abalanzarse sobre una persona”, como en “El ladrón me saltó encima y tironeó hasta arrebatarme la cartera”. ¿Coincide, entonces, con ‘asaltar’? Sí, en parte, pues este verbo toma el valor de “Acometer repentinamente y por sorpresa”.

Este carácter de repentino  y sorpresivo le confiere, además, un sentido figurado: “Dirigirse sorpresivamente a una persona con preguntas o pedidos de forma insistente”, como en “Los periodistas lo asaltaron con mil preguntas”.  Además, ‘asaltar’ se puede referir a un pensamiento o a un sentimiento que surgen de golpe: “De pronto, me asaltó una duda respecto de su honestidad”. En montañismo, ‘asaltar’ equivale a ‘llegar a la cumbre”: “Varios andinistas han intentado asaltar la cumbre del pico más alto de Mendoza”.

Finalmente, reflexionemos sobre locuciones de uso corriente, como ‘saltar a la fama’, que va a indicar el hecho de volverse famoso abruptamente; ‘saltar a la vista’, para señalar la facilidad con que algo puede percibirse; ‘saltar por el aire’, para aludir a la destrucción total de algo, por efecto de una explosión o estallido; ‘saltar en una pata’ si se quiere significar gran contento o inmensa alegría.

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