Salón de París: alegría, ventas y críticas para la literatura argentina

Unas 6.500 personas asistieron a charlas y encuentros que tuvieron como protagonistas a escritores y obras argentinas.

Salón de París: alegría, ventas y críticas para la literatura argentina

Dejó de llover, reapareció el sol, continúa el frío intenso, pero la temperatura en el stand argentino del Salón del Libro de París subió. La alegría no es sólo brasileña, a saber por la batucada que atravesó el predio de la Puerta de Versalles, anticipando que el vecino carioca será invitado de honor en 2015.

Hay caras satisfechas: los organizadores hablan de un promedio de 6.500 personas que circularon por las charlas y encuentros que tuvieron a los escritores y a la literatura argentina como protagonistas.

"Hay mucha gente y se venden tanto libros en español como en francés", dice Mariano Ramos, jefe de proyecto de la FNAC en el Salón y responsable del local en el stand argentino. El vendedor sitúa en 100 mil euros las ventas, sólo en el espacio argentino. "Casi tanto como vendió el año pasado Barcelona, que tiene autores muy populares en Francia".

De todos modos no ahorra críticas: "Esperábamos más colaboración de los organizadores argentinos". ¿En qué aspecto? "En las firmas de los autores; varios de ellos iban a sus actividades, pero nadie los coordinó luego para las firmas, que son importantes. A los escritores menos conocidos los franceses los están descubriendo. Hacen falta más encuentros de esos autores con lectores", señaló Ramos.

Y puso de relieve las dificultades para importar los 600 títulos en español que venían de la Argentina (la otra mitad se exhibía y se vendía en francés), que llegaron a último momento.

Sin perjuicio de los desajustes, la cinta de Moebius que era el stand fue elogiada por su diseño acogedor y siempre estuvo colmada de un público que agotó la compra de los libros de Cortázar en español y en francés. También los de Quino y su rebelde Mafalda y los de Laura Alcoba. El público también eligió a Piglia y a Elsa Osorio.

El director nacional de Industrias Culturales, Rodolfo Hamawi, dijo que "las 58 charlas y conferencias realizadas entre el stand, el Centro Nacional del Libro, el Instituto Francés y el Gran Escenario, donde se presentó Quino, se llenaron. El público francés vino a enterarse de qué escriben nuestros autores".

Hay narradores que se van con una sonrisa, ya sea porque algún editor se interesó en publicarlos en francés o porque recibieron invitaciones para dar charlas en universidades. La editora Anne Marie Métailié dijo: "Se vendieron muy bien los libros de Elsa Osorio y la revelación para nosotros fue Selva Almada".

Gustavo Guerrero, editor de Gallimard, barco estandarte de la literatura francesa y puerto de arribo de muchos narradores argentinos, dijo: "Hemos vivido esta edición con tristeza por la ausencia de Ricardo Piglia, nos sentimos un poco defraudados. También es una pena que no hayan venido otros autores como César Aira o Edgardo Cozarinsky. Pero tengo la impresión de que la prensa se ha hecho mucho eco de los autores, de los libros argentinos. La crítica a Piglia ha sido muy buena". Guerrero rescató que la figura y la obra de Cortázar.

Liliana Bodoc, Miguel Vitagliano, Jorge Consiglio y Tristán Bauer, titular de la TV pública en la Argentina, compartieron impresiones. Bodoc sintetizó: "Hay un saldo positivo a favor de la literatura, primero, y a favor del país, después".

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