De más está manifestar que los argentinos estamos esperanzados en que nuestro país salga adelante de este caos en que nos encontramos; por supuesto, aquellos que amamos a la Patria.
Hace diez años escribí una nota con el título “La necesidad de una esperanza”. Ésta se refería a una realidad cuyos acontecimientos eran muy similares a los que hoy vivimos.
Si nos detenemos a pensar, nuestra tierra ha sido inmensamente bendecida por todo cuanto posee; a quien trabaja con esmero para ganarse el sustento de cada día no le falta el alimento, y si no fuera por aquellos que, lamentablemente, se ensalzan de formas incorrectas, nos daríamos cuenta de que da para todos.
Creo que la esperanza debe permanecer viva en nosotros; no debemos caer en el pesimismo de pensar que el horizonte es oscuro.
¡Son muchas las cosas que hay que salvar! En estos meses se han destapado muchas suciedades que permanecieron hábilmente escondidas producto de una corrupción institucionalizada, como el narcotráfico (ya instalado en el país), la droga, la inseguridad y esa pobreza profunda en aquellos hermanos más necesitados.
Pero Dios no nos abandona. Tenemos nuestro Pabellón inspirado en los colores del cielo. Cobijémonos en ellos para el bien de nuestros hijos.
Nélida Stalloca de Blanco
LC 3.056.327
