Una familia alcanzó a salir con vida de su vehículo antes de que el mismo fuera arrastrado más de 800 metros por la fuerte correntada del arroyo Anchayuyo de Tupungato. Este baden es el paso obligado para ingresar al departamento y los vecinos llevan décadas pidiendo la construcción de un puente en el lugar.
Cada vez que llueva un poco más de la media en los cerros, los tupungatinos y turistas deben enfrentar el mismo dilema. Las crecidas de este arroyo de montaña inhabilitan este tramo clave de la ruta 86, llamada de Los Cerrillos, que es la que vincula el departamento con el Gran Mendoza.
Pero no es sólo la cantidad de vehículos que quedan varados en la zona hasta que la corriente mengüe, sino el riesgo que implica para los conductores que transitan por el lugar. Prueba de ello son los momentos de angustia que sufrió una familia oriunda de Rivadavia la noche del sábado.
Los visitantes viajaban desde Ugarteche hacia Tupungato por la 86 cuando se encontraron con la crecida del Anchayuyo y no pudieron frenar a tiempo. Nadie -en los kilómetros previos del recorrido a través de los cerros- los alertó sobre el estado de gravedad que implicaba cruzar este afluente para acceder al distrito de San José.
Al ver que perdía el dominio del vehículo ante la fuerza del agua, el conductor abrió la ventana y ayudó a salir por allí a su mujer y su pequeño de cuatro años. Una vez fuera del auto, los tres debieron luchar contra la corriente para llegar hasta la orilla.
Un agente policial -de apellido Alarcón- vive cerca del arroyo y alcanzó a ver las maniobras que llevaba a cabo la familia para librarse de la situación. Entonces, los fue a rescatar -ayudado por otro policía de apellido Berríos- y los refugió en su casa, para darles algún tipo de asistencia. El menor presentaba signos de una incipiente hipotermia.
Al ver el auto arrastrado por la corriente, la gente -que había quedado varada a uno y otro lado del arroyo- comenzó a llamar al 911. Personal de Defensa Civil, Bomberos y de la Comisaría 20 del departamento llegaron alarmados al lugar y comenzaron a desarrollar estrategias de rescate, hasta que les informaron que ya no había nadie en el interior del auto.
Durante casi todo el domingo se pudo ver el Volkswagen Golf -de color gris oscuro- semienterrado en el fango, a unos 800 metros río abajo. Según fuentes policiales, el dueño debió gestionar una grúa especial, dada la situación en que el vehículo había quedado.
La obra que no llega
Lamentablemente, debido a la histórica falta de un puente en el lugar ya se ha vuelto una costumbre de los tupungatinos el prever que deberán esperar varados por horas para ingresar o salir del departamento cuando llueve más de lo habitual. Si la creciente los sorprendió al llegar a este punto, deben desandar unos 40 kilómetros hasta Ugarteche, en Luján, para reanudar el viaje al departamento por el camino de Zapata.
El reclamo lleva décadas sin tener respuesta. Son los agentes de Defensa Civil los que deben instalarse en el lugar, cada vez que crece el arroyo, para alertar a los conductores respecto de los posibles riesgos. Incluso, han diseñado un plan de acción, donde personas que viven río arriba les avisan de la situación con cierto margen de tiempo.
Existe un proyecto presentado en Vialidad Provincial hace años donde el municipio argumenta sobre la urgencia de esta obra vial, más aún cuando este camino ha alcanzado un notorio crecimiento del tránsito turístico y comercial.