La conclusión surge de una simple lectura de los balances del Banco Central. A punto de cerrar el primer semestre de 2013, las reservas acumulan una caída del 11,2% (4.850 millones de dólares).
Sólo en el segundo trimestre, en el que mayor cantidad de divisas ingresan por exportaciones de granos, la pérdida ha sido de 1.800 millones de dólares.
Si bien la balanza comercial muestra un saldo favorable, hay factores que están influyendo de manera peligrosa. Esto justificaría la subsistencia del cepo cambiario, que esta restricción también complica el ingreso de nuevas divisas.
En principio, uno de los factores desequilibrantes ha sido la importación de combustibles y energía, que se ha transformado en un serio problema que no parece tener solución en el corto plazo. Pero, contra lo que se supone, no han sido los pagos de servicios de la deuda los que han traído problemas. Es más, todavía no operan los vencimientos más importantes y el BCRA no ha podido recomponer su stocks de reservas.
Otro de los problemas se está dando por la falta de créditos para el sector privado. Muchas empresas, al igual que varias provincias, tenían deudas en dólares contraídas en el exterior. Ninguno ha podido refinanciar dichos vencimientos ni contraer deudas nuevas.
Según datos del BCRA, el ingreso neto por colocaciones hasta mayo sólo dejó un saldo cercano a los 125 millones de dólares, muy lejano de los más de 2.000 registrados en 2011. No obstante, los vencimientos que hay pagar durante 2013 superan 1.700 millones de dólares.
Tanto las empresas como las provincias no consiguen inversores del exterior y la causa principal es, justamente, la subsistencia del cepo cambiario. Entonces, es así que el cepo actúa como causa y como consecuencia.
El viernes pasado, el Banco Central disminuyó la cantidad de dólares que autoriza a comprar a quienes deben pagar importaciones, reduciendo los montos de 500.000 a 300.000 dólares diarios. En este aspecto, hay programas que están conspirando contra las reservas. Los principales son el sector automotriz, ya que sólo 30% de los componentes son nacionales. Este sector al menos exporta, pero el balance final sigue siendo negativo.
El más problemático es el del régimen especial de Tierra del Fuego para la fabricación de electrónica, computadoras y teléfonos celulares. En este caso el problema es más grave porque 95% de los componentes son importados y el sector no exporta, por lo que prácticamente no compensa en nada su salida de divisas.
Dado que el gobierno no planea modificar ninguna de sus políticas y que se termina el ciclo positivo de ingresos de divisas por exportaciones de granos, es de esperar que el cepo se endurezca más aún porque todavía quedan por gastar muchos paquetes turísticos comprados para viajar al exterior que se concretarán en el segundo semestre, aumentando la sangría de reservas.