En promedio, el sueldo bruto de los más de 6 millones de trabajadores privados formales es de $ 19.575, pero de las escalas salariales surge que la mitad de esos empleados percibe menos de $ 15.622, de acuerdo a los datos de agosto del Ministerio de Trabajo.
Si se suman los empleados públicos nacionales de las Cajas provisionales transferidas, los números se mantienen parecidos. Respecto a un año atrás, representa una variación del 35,1%. Son 8 puntos por debajo de la inflación interanual que fue del 43%.
Otro indicador oficial, el RIPTE (Remuneración Imponible de Trabajadores Estables) a agosto era de $ 19.216,78, un 31,6% superior al de igual mes de 2015.
La pirámide salarial formal muestra que 3,6 millones - la mitad - ganan menos de $ 15.500, mientras el 30% cobra menos de $ 11.000 y apenas el 3,3% percibe sueldos por encima de los $ 60.000.
Con relación a un año atrás, el sector privado emplea a 92.458 trabajadores menos, de los cuales la mayor reducción corresponde a la construcción y a la industria. En el comercio y los servicios hay leves incrementos. Y en el sector publico se mantiene en torno a los 3,5 millones. Además, a setiembre, el 7,4% de las empresas declaró suspensiones por la caída de la demanda.
Por modalidad de contrataciones, hubo hasta ahora un descenso de los empleados en relación de dependencia y un crecimiento de las modalidades a tiempo determinado y personal de agencias, según la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) de Trabajo. Esto puede indicar que, por la incertidumbre económica, las empresas prefieren no comprometerse con empleos fijos más estables y también que utilizan la coyuntura para flexibilizar las relaciones laborales.
En relación a la evolución efectiva de las dotaciones de personal, la Consultora SEL señala que “el 31% de las Pymes declara que su cantidad de empleados disminuyó este año, en contraposición con un 14% que menciona aumentos, arrojando una diferencia neta negativa de 17 puntos.
Entre grandes empresas, la incidencia de los recortes se mantiene, llegando a igual proporción (31%), pero con más declaraciones de aumentos que llegan al 21%, lo que define una diferencia neta también negativa, pero de 10 puntos. En conclusión, 1 de cada 3 compañías, cualquiera sea su tamaño, redujo su cantidad de empleados este año”.
Para los próximos tres meses, agrega SEL, “las expectativas de evolución de las dotaciones en Pymes siguen arrojando una diferencia neta negativa, consecuencia de que un 19% espera disminuciones y sólo un 12% aumentos (- 7 puntos). En grandes compañías las expectativas cambian a signo positivo, ya que el 17% espera aumentos y el 14% disminuciones (+3 puntos)”.
Si a los más de 6 millones de empleados privados en blanco se agregan los empleados públicos nacionales, provinciales y municipales, los que están en la informalidad, los cuentapropistas y autónomos el panorama es más adverso.
Así, según las cifras del Indec (II Trimestre 2016) proyectadas a todo el país, la mitad de los más de 16 millones de ocupados gana menos de $ 8.000, mientras el ingreso promedio es de $ 10.771. Y si se considera el total de hogares donde confluyen uno, dos o más de tres ingresos, en la mitad de esas familias ingresan menos de $ 14.000 mensuales.
La pirámide de ingresos se torna más reducida y desigual a medida que se descienden algunos escalones. Así el 30% de los ocupados - 5 millones de personas- cobra menos de $ 5.300. Un escalón más abajo, el 20% o 3,2 millones de ocupados percibe menos de $ 4.000. Y hay una franja del 10% que cobra menos de $ 2.000 por mes.
Si se suma todo el ingreso de las familias -porque además del jefe de hogar trabajan otros integrantes o reciben alguna ayuda social- en el 30% de los hogares, donde viven unas 10 millones de personas- ingresan menos de $ 9.700 mensuales.
Distribución despareja
La distribución del ingreso marca que del ingreso total de los hogares, el 30% más rico se queda con el 57,7% del total y el 30% más pobre el 10,6%.
En tanto, el 10% más rico recibe el 28,5% del total, y el 10% más pobre apenas el 2,1%. A su vez, el 10% de los hogares más ricos recibe lo mismo que el 55% de los hogares menos favorecidos.
Esta desigualdad tiene varias explicaciones. Un factor es que el 33,4% de los asalariados se desempeña en negro con ingresos reducidos y sin cobertura de Seguridad Social y a que una amplia franja de trabajadores en blanco - más de un millón -cobra menos de $ 6.000.
También hay más de un millón de “subocupados demandantes”, que trabajan pocas horas aunque quieren trabajar más o están buscando otro empleo adicional.
Además se agrega una vasta franja de trabajadores por cuenta propia o monotributistas -casi un millón- de bajos ingresos, a lo que se suman los “monotributistas sociales”.
En el segmento de los profesionales, los salarios tienen mucha volatilidad. Por ejemplo, en el sector de Finanzas, PageGroup reconoce que hay “mucha rotación” y “prueba de esto es el hecho que el 75% de las búsquedas son reemplazo mientras que solo el 25% son nuevas posiciones”. En tanto, en el sector industrial, “a causa de cierta contracción, no tienen alta demanda de profesionales”.
El estudio también reconoce que “existe una marcada tendencia al crecimiento en las contrataciones temporales de profesionales” y que “los empleados, a diferencia de lo que un contexto de incertidumbre supone, son cada vez más los profesionales que deciden tomar el riesgo de tener empleos temporales”.
El Estudio de Escasez de Talento para 2016/2017 que elabora ManpowerGroup marca “que el 59% de los empleadores argentinos manifiesta tener problemas para cubrir los puestos que necesitan. En base a este resultado, Argentina se posiciona como el país de América Latina que hoy enfrenta el mayor nivel de Escasez de Talento”. Los puestos más difíciles de cubrir en el país son: Oficios Manuales Calificados; Técnicos e Ingenieros.
En la misma línea, Leandro di Nardo, director de Numan, admite que la búsqueda de mandos medios y altos para el sector industrial insume más tiempo porque “ la mayoría de los directores y gerentes coinciden en que la formación de los profesionales de manufactura no se encuentra alineada con lo que demandan hoy las empresas al momento de contratar. Sólo 14% de los consultados contradice esta tendencia”.
Fuente: CC