Sacudones geopolíticos en el mundo

Desde que se desencadenó la crisis en Ucrania se advierten acontecimientos políticos y económicos que básicamente están conduciendo a las naciones a buscar una salida que las libere de todo tipo de dependencia comercial.

Sacudones geopolíticos en el mundo

La crisis de Ucrania radica básicamente en el enfrentamiento político y armado entre un sector pro europeo, que ocupa la mayor parte del territorio, y otro de menor tamaño, zona este del país, pro ruso. Este enfrentamiento fue aprovechado por Rusia, que se anexó la estratégica península de Crimea. Debe decirse que las divisiones en Ucrania reconocen aspectos históricos, étnicos, políticos de larga data y difícil solución. Lo cierto es que la anexión de Crimea, con población mayoritariamente de origen ruso, es ya un hecho aceptado tanto por Ucrania como por la comunidad internacional.

Dos aspectos son llamativos en este asunto, uno es que con una parte del territorio en virtual guerra civil, hubo una elección presidencial, donde triunfó por amplia mayoría un rico empresario pro europeo, que parece tener claro que tanto para pacificar el país como para preservar la integridad de su territorio necesita una buena relación con la Rusia de Putin.

El otro tema de importancia económica y geopolítica es el abastecimiento de gas proveniente de Rusia, consumido por Ucrania y la Unión Europea. La mayor parte de los gasoductos pasan por territorio ucraniano, Rusia amenaza con cortar el abastecimiento, primero a Ucrania y luego a los otros. 

En el caso de ese país, exige pago de deudas y le ha aplicado aumentos enormes en el precio. Al parecer, el punto fuerte de Putin es el manejo del gas y la dependencia de Europa de ese abastecimiento. Pero también esa relación tiene un costado de debilidad de Rusia: su economía es altamente dependiente de la exportación de gas y petróleo.

Es de sentido común pensar que los países europeos van a buscar alternativas a esa dependencia. Ahí se puede estar iniciando uno de los grandes cambios geopolíticos en el mundo. Rusia aceleró una negociación con China, que venía de una década sin solución, y acaba de firmar un convenio de abastecimiento de gas al gigante asiático por treinta años, que se valúa en 400.000 millones de dólares. Hubo discusión sobre por dónde se haría el abastecimiento y China impuso condiciones que implican un precio menor que el que paga Europa.

Por otro lado, desde el inicio del conflicto EEUU impuso sanciones económicas, no directamente a Rusia sino a una veintena de empresarios, como bloqueos de cuentas bancarias, prohibición de movimientos de fondos y de entrada al país. También se han restringido algunas exportaciones de bienes estratégicos.

Estas medidas y el endurecimiento de las relaciones entre ambos países –algunos hablan de reaparición de la Guerra Fría– también comienzan a producir cambios significativos. Luego de la desaparición de la URSS, Rusia y EEUU, con la participación de otros países, encararon el formidable proyecto de la construcción conjunta de la Estación Espacial Internacional, ya en funcionamiento, con presencia permanente de astronautas de diversas nacionalidades.

En 2011, EEUU dio de baja el último transbordador espacial usado para llevar y traer a las personas y desde entonces depende de las naves rusas Soyuz, a las que paga 70 millones de dólares por cada viajero. Ante la amenaza de un ministro ruso de que podrían dejar de hacerse estos viajes, por la restricción de exportaciones de algunos componentes, se ha producido una rápida aceleración de la industria espacial norteamericana. Las empresas privadas financiadas por la NASA prometen en dos años disponer de naves para llevar personas; ya lo hacen con cargas.

Por otro lado, el conflicto del gas se encamina también a producir cambios geopolíticos de importancia. La revolución productiva que está sucediendo en EEUU con la extracción de gas y petróleo no convencional ha colocado a dicho país a las puertas de convertirse en exportador de gas, lo que ocurrirá el año próximo.

Se estima que en tres años ocurrirá lo mismo con el petróleo, rubro en el que Canadá tiene una producción considerablemente creciente. Todo apunta a que estos dos países progresivamente sustituirán a Rusia en el abastecimiento de Europa, situación que se facilitará con el nuevo Canal de Panamá. México y –sobre todo– Venezuela deberán replantearse seriamente el futuro en esta materia.

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