San Martín se sacó de encima la mufa de dos derrotas consecutivas como local y ganó por primera vez en el torneo. El empate ante Pacífico, en Alvear, debía ser reforzado con un triunfo ante el CEC y esta vez no existieron dudas.
El 2-1 final mostró el desahogo de un plantel que necesitaba festejar de esta manera. Javier Villaseca, en el primer tiempo, y Matías Orozco, a poco del final del juego, marcaron los goles del triunfo. Hernán Cuello, a segundos del pitazo final, anotó el descuento para la visita.
Las urgencias dejaron para otra ocasión el buen juego. Había que ganar y se ganó. Nada de volver a desbarrancar. El Chacarero sabía de antemano que no cabía otra que los tres puntos y por eso terminó celebrando una victoria esforzada, ante un CEC que le complicó las cosas hasta el último segundo. El local supo pegar en los momentos justos y aprovechó la floja mañana de los de El Bermejo para darse un respiro al flojo arranque en el certamen.
Con la velocidad de Lima por derecha, con Villaseca siempre peligroso y con Guerrero dando batalla como un ídem en la zona media, el Albirrojo tuvo un mejor arranque y encontró rápidamente la apertura del marcador. El gol provocó el adelantamiento de los Mercantiles y el local ya no fue tan claro.
Todo se hizo a los empujones, lanzando pelotazos sin sentido y con algunas chances sobre la valla de Argüello que no tuvieron una correcta definición. Esta vez, el argumento de la pelota parada le dio réditos a San Martín, que inquietó por esa vía y pudo ampliar la ventaja.
El complemento tuvo mayores imprecisiones aún y fue el local quien mejor capitalizó las deficiencias de su rival. Aprovechó "el río revuelto" y se quedó con la "ganancia del pescador".
Casi sin pausa se jugó esta etapa y Márquez intervino en un par de ocasiones para evitar una nueva conquista albirroja. La más clara fue una llegada en soledad de Villaseca, que terminó definiendo desviado ante el rápido achique del arquero.
En la visita no funcionaron siquiera las modificaciones implementadas por Gianformaggio. El DT decidió cambiar el esquema, sacó a sus dos laterales y metió volantes ofensivos, pero siguió sin generar real peligro para la valla de Rodríguez, quien antes había reemplazado a Argüello.
Matías Orozco, que hasta ese momento no había tenido un buen partido, cambió por gol un gran pase entre líneas de Urquiza y llevó tranquilidad a sus hinchas, aunque unos minutos después el lateral tocó un balón con la mano dentro del área y Hernán Cuello cambió la falta por gol. No hubo tiempo para más. El León ganó, se sacó la mochila del pésimo arranque, y ahora empieza a sacudir la melena.