“Sólo les dije que iba a rezar por ellos...”, dijo el padre Evilasio Pascual, de 69 años, 29 de sacerdocio y 10 en la iglesia Castelmonte (Castillo en el Monte, cuyo Santuario es el más antiguo del Véneto y uno de los primeros santuarios cristianos), ubicada sobre la calle Perito Moreno al 1300, en Godoy Cruz, al recordar el asalto que lo tuvo como involuntario protagonista.
Fue en la tarde del miércoles cuando, después de celebrar la misa diaria, concurrió a una sala mortuoria para un responso y, ya de noche, el sacerdote regresó a la iglesia, donde en el primer piso tiene sus aposentos.
“Fui a abrir una puerta que da a un especie de terraza y ese fue el momento en que dos personas, creo que una de ellas armada, prácticamente me alzaron y me arrojaron a la cama, donde me ataron las manos con una cinta y los pies con un cable que había en la habitación”.
De acuerdo con su relato los sujetos “no fueron violentos”, pero pese a recordarles que “están en la casa de Dios”, siguieron reclamando por la plata, mientras revolvían toda la habitación.
El hombre que durante la entrevista con Los Andes se mostró tranquilo, señaló que “son cosas que pasan y de las que uno, cuando se entera por los diarios o la televisión, lamenta que ocurran, pero cuando le toca a uno, es mucho más difícil y mas preocupante”.
Una vez que encontraron el dinero: “unos 15 mil pesos, parte de la Iglesia y otra mía”, los ladrones se apoderaron de un manojo de llaves y me obligaron a decirle cual era la del garaje, lugar por donde escaparon cargando una video grabadora. una luz de emergencia, mi reloj (ahora un miembro de la Iglesia me prestó uno) y mi celular”, agregó.
"Me arrastré por el piso"
El padre continuó con su relato, al recordar que "me dejaron atado sobre la cama que tiene dos colchones, por lo que hay una distancia importante hasta el suelo, a donde terminé cayendo".
Y la pregunta se hace obligatoria: ¿Y cómo logró desatarse?. Pascual respondió: “me arrastré hasta el pasillo y junto a la escalera logró ponerme en pie y así a los saltitos bajé y por la misma puerta que salieron los ladrones y que había quedado entreabierta salí a la calle”.
Y así atado de pies y manos, el hombre de la Iglesia llegó pidiendo auxilio hasta la casa de Ana, una vecina y miembro de la comunidad. “Ella me ayudo y me desató y también llamó a la policía”.
Rezo
El hombre aseguró que en ese momento "no tuve miedo, sólo les dije que iba a rezar por ellos, pero en estos casos uno nunca sabe cómo pueden reaccionar por lo que preferí rezar mis oraciones en silencio".
El sacerdote al reflexionar sobre lo ocurrido indicó que “lamentablemente suceden estos hechos. Personalmente pienso que mucha gente roba por necesidad y otros que saben que hacen daño, pero también se hacen daño”.
Finalmente recordó que “esta es la segunda vez que me roban en esta iglesia. La diferencia fue que en aquella oportunidad no había nadie, pero se llevaron muchas más cosas. Las cosas materiales van y vienen...”.
Las actuaciones quedaron a cargo de la Oficina Fiscal 3 de Godoy Cruz y afuera de la Iglesia, algunos vecinos pensaron en voz alta que sólo “un milagro” permitirá dar con los asaltantes.
Otros casos
En febrero de este año el sacerdote Marcelo Cinquemani, de 43 años y a cargo de la parroquia Nuestra Señora de las Mercedes, en el carril Mathus Hoyos, en Guaymallén, fue maniatado y duramente golpeado por un grupo de ladrones que se llevaron unos 5.000 pesos, un proyector, una notebook, celulares y un reloj pulser. Además robaron el Chevrolet Corsa propiedad del cura.
Mientras que en enero del año pasado la víctima fue el cura párroco Federico Lucas López, de 78 años, al que le robaron una Peugeot Partner, un celular y 1.000 pesos, mientras oficiaba la misma misa en la iglesia Nuestra Señora del Carmen, en Tunuyán.