Con una carrera y una personalidad integradas al mundo cinematográfico, la artista Sabrina Farji trae a la provincia su primera obra documental. Con ella suma un título más a sus trabajos en largometraje; más allá de sus producciones en televisión y cortos.
Estrenada en el 2017, y con una filmación que inició en el 2016, "Desmadre" cuenta con una elaboración que fue dando importantes y trascendentales giros a lo largo de su puesta a punto, pero que nunca perdió el hilo de su camino.
“La película es un documental sobre los vínculos de madres e hijas, fundamentalmente el fruto de esas relaciones. Esa relación es la que está espejada entre mujer-mujer, en este caso entre una madre y una hija. Pero también, es una manera de hablar de cómo las mujeres van cambiando a lo largo del tiempo con todos los límites que ellas mismas han tenido, tanto sociales o de cualquier otro tipo”, así traduce Sabrina en pocas palabras una obra que dice mucho más.
La idea original que empezó a gestar era la de investigar y registrar la historia y la vida de distintas mujeres, partiendo de los cimientos de sus relaciones entre ellas.
A Sabrina la abordó un mundo que no era para nada externo: "Durante la primera etapa no estaba involucrada personalmente, la idea original no era así. Investigando y comprometiéndome con otras mujeres surgió la idea de que si ellas están dispuestas a mostrar su intimidad, ¿por qué no iba a estarlo yo? Me pareció importante poner mi propio cuerpo; no desde una cuestión egocéntrica, sino de lealtad e igualdad para con las compañeras, porque se estaban abriendo a contar sus experiencias", contó abiertamente.
Desde esa idea personalísima, con la convicción de exponer plenamente sus vivencias, encontró el apoyo inmediato entre las que conforman su círculo vincular más cercano: su madre y sus dos hijas aceptaron compartir la experiencia, sin tener totalmente en claro a lo que se estaban exponiendo. Así, el trabajo de rodaje estaría abocado a captar los límites, los deseos, las alianzas y las cosas más inherentes a los vínculos familiares.
Empatía sin ficción
La película es un relato de vida. No está “basada en hechos reales”, sino que “son hechos reales”. El trabajo de un guión previo puede condicionar tal vez algunas cuestiones narrativas, pero el despliegue natural de los artificios de la obra marcó el camino al objetivo: “Estuve astuta a la hora de imaginar un rodaje con un equipo muy reducido y de todas mujeres. Me parece que las mujeres entre ellas se abren de otra manera y muchas veces modifican su conducta cuando hay un hombre, sobre todo mujeres de la generación de mi mamá. Se dio como una especie de familia de rodaje donde había mucha confianza. La cámara no era algo entre nosotras, las técnicas que estaban en el rodaje eran parte de la familia. En ese sentido, se corrieron los límites y eso funcionó muy bien. Es importante pensar la dinámica de roles en el rodaje”, contó Sabrina.
Estos procesos de interconexión entre las laburantes se vio reflejado en las reacciones que ha recibido la filmación. Muchas opiniones se cruzaron en el punto de pensar si era una ficción, un libre actuar o cualquier otra cosa.
Pero la directora y guionista comprende las sensaciones de los espectadores y pone en claro las actuaciones: "Me parece inquietante que crean que es una ficción. Si mi mamá tiene la capacidad para tener esa frescura, ya le digo que se haga actriz. Haber logrado esto quiere decir que encontré ese sistema operativo para que suceda un rodaje de esa manera y se produzca esa frescura. Eso tiene que ver con la dirección, con el montaje y con la capacidad de acertar en elegir quiénes hablan. No todo lo que filmé es fresco, natural y útil".
Sin embargo, ponerse en el lugar de los personajes no resulta algo complejo. La sencillez y la naturalidad permiten ver situaciones cotidianas: las reacciones de la familia enfrente de la cámara, tranquilamente pueden ser la de nuestras propios familiares: "La gente se ríe mucho, y me doy cuenta porque se ríen en los momentos de cosas que le pasan a ellos. Ven lo que les da gracia y bronca de sus propias madres. Logran reírse porque encuentran empatía con la película", aclaró la directora.
Nuevos mundos audiovisuales
Al apreciar la realidad, analizás la realidad. Los momentos surgían sin el fin de encontrarlos directamente: “Nosotras teníamos un guión de lugares a dónde ir, y de qué cosas podíamos llegar a hablar en ese lugar. Era como una hoja de ruta que fue mucho más liviana que un guión. Era ponerse el micrófono y arrancar, la intimidad ya estaba dada. El documental tiene ese tema de los tiempos, que iban surgiendo. La cámara tiene que esperar la escena, es otra dinámica distinta a la ficción que uno va a filmar cuando los actores se saben la letra”, explica Sabrina.
Los tiempos, justamente, son el terreno donde moverse y donde nos movemos. Esto lo ve, claramente, en la concepción del ambiente audiovisual. La mezcla de conceptos entre mujeres de distintas edades es enriquecedora y así Sabrina ve cómo cambia: "Hay una generación sub 30 que tiene otra concepción de lo que es el audiovisual, lo perciben de otra manera. Hoy por hoy, filmar, filma cualquiera: mi hija se filma en Instagram, tiene un canal y tiene muchos seguidores, y no es que quiera filmar cine en el futuro. Hay una generación que se comunica mostrándose, mostrando las cosas que hace, de acuerdo a cómo dominen la tecnología. Hacer una película como la que yo hice, en un punto, tiene que ver con esto. No es un reality, pero es una película de autor en algo más cinematográfico que televisivo. Los elementos son los mismos que en un reality: puestos al servicio de lo cinematográfico, en otro tempo y otra cadencia. Estamos hablando de consumo y de una educación audiovisual en otro sentido, yo creo que en el futuro las producciones van a tener que ver con este sentido".
Así como avanzan las generaciones, avanzan los planteos en las perspectiva de género. Sabrina Farji es activa participante de distintas asociaciones feministas, como La Mujer y el Cine (que cumple 30 años y tendrá un festival en octubre) y del Grupo Acción. El panorama es alentador pero con muchas cosas que seguir trabajando, con la guionista en pleno compromiso: “Doy clases de cine y el 50 por ciento de alumnos recibidos, son mujeres. Pero, si analizás las películas argentinas estrenadas durante el 2017, de las 220 películas sólo el 27 por ciento fueron dirigidas por mujeres. ¿Qué pasa en ese lapso entre que se reciben y filman? ¿Pierden la pasión, no trabajan, se dedican a otra cosas? Estamos tratando de pensar políticas con perspectiva de género con una sociedad más igualitaria”.
El documental será presentado esta noche, a partir de las 21 por la misma realizadora en el Cine Imperial de Maipú (Pablo Pescara y Juan Domingo Perón). La dirección, el guión y la producción estuvieron a cargo de Sabrina Farji y la producción ejecutiva fue labor de María Vacas.