Desde temprano se había formado una larga fila y, aunque el VIII Congreso de la Lengua requería inscripción previa, algunos fans habían llegado hasta el Teatro San Martín de Córdoba sin entrada, para poder verlo. Muchos, pasaron.
Y en el histórico teatro hubo fiesta, ayer por la tarde. Esa clase de situaciones que sólo puede generar una estrella de la música: más de una ovación durante sus palabras y, antes, un largo suspiro entre la gente que tuvo impensada sonoridad.
Fue cuando comenzó a hablar con su voz característica y algo ronca, cargada de noches. El cantautor español Joaquín Sabina era la figura.
Contra "los pequeños nacionalismos" "Entre tanto poeta y tanto erudito me siento un poco impostor. Pero siempre me ha gustado sentirme un poco impostor", fueron las primeras palabras del autor de "19 días y 500 noches".
"No estoy en absoluto dotado para la teoría ni para la erudición... Con el auge de los pequeños nacionalismos, yo me considero de una patria mucho más grande, la de aquella que es mi lengua, la lengua española". Luego, se sumergió en el uso del idioma.
"La misma lengua que sirve para pelearse con alguien en un bar sirve para transmitir magia", dijo en clave romántica.
Y se sumergió en la lectura de un texto propio que recorría sus primeras aventuras, a partir de los 14 años, cuando le regalaron una guitarra en la ciudad de Úbeda en la que nació.
Repasó aquellas historias en clave poética, una prosa con cadencia de música, contando anécdotas y leyendo también algún poema. "Aunque no esté muy de moda, sigo prefiriendo la rima", dijo, por la melodía que aporta a los textos.
Un panel variopinto
Sabina participó en el panel titulado Poesía y diversidad cultural, presidido por Rafael Oteriño (secretario de la Academia Argentina de Letras), y junto con los poetas José Mármol (República Dominicana) y Carlos Schilling (Argentina), quien repasó la labor de tres poetas cordobesas contemporáneas: María Calviño, María del Carmen Marengo y Elisa Molina.
Otra figura en la mesa fue la también española Elvira Sastre, un verdadero fenómeno literario, quien se construyó como poeta desde las redes sociales y hoy tiene libros publicados y llena teatros.
De hecho, en febrero pasado ganó el Premio Biblioteca Breve 2019 de Seix Barral con la novela "Días sin ti", suceso que continuó el de sus libros de poemas "Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo" y "La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida".
La poesía en tiempos de internet
La segoviana Elvira Sastre hizo una defensa de las posibilidades que abre a la poesía este mundo de redes sociales e Internet. Sobre sus propios orígenes, explicó que en sus primeros años nadie de su círculo "leía y escribía poesía; el mundo cibernético fue clave en el desarrollo de mi escritura, ya que me permitía conocer a autores contemporáneos", entablar diálogos con ellos, en muchos casos a miles de kilómetros de distancia.
"Internet ha permitido que la poesía se visibilice, le permitió llegar a gente que no sabía que le gustaba la poesía. La diversidad cultural de la poesía está asegurada", estableció la también traductora y filóloga.
Antes de este panel presentado por el poeta Rafael Felipe Oteriño, María Negroni había inaugurado la sesión con empatía y palabras que despertaron sonrisas: "Como poeta, no tengo o no he tenido tantas experiencias de estar ante tanta gente, sé que se lo debemos en parte a Joaquín Sabina, pero no deja de ser una linda experiencia".