El glaucoma se define como una neuropatía óptica, es decir, una enfermedad propia del nervio óptico que afecta sus fibras nerviosas, lo que puede provocar una disminución de la visión o una atrofia total que implica la pérdida total por el aumento de la presión ocular.
Se trata de un problema en los filtros del ojo, pequeños túbulos que mantienen la fluidez del humor acuoso. Como los líquidos no circulan de forma continua en el ojo, no se mantiene la presión ocular.
Esta enfermedad, en su mayoría, es asintomática. Sin embargo, los síntomas más comunes son luces de colores, dolor de cabeza y ocular, achicamiento en el campo visual y ojo rojo.
El factor de riesgo más importante que lleva al glaucoma es la hipertensión ocular. El valor normal de la presión ocular varía entre los 10 y 22 mm de mercurio.
Hay distintos tipos de glaucoma
- Congénito: el niño nace con la hipertensión ocular. Es una patología de urgencia que requiere intervención quirúrgica.
- Infantil: se hace presente durante el desarrollo del niño.
- Adulto: puede ser de ángulo abierto o cerrado, según la estructura del ojo. El más común es el de ángulo abierto.
Prevención
Afecta a niños, adolescentes, adultos y adultos mayores, por lo que se recomienda realizarse los controles de la presión intraocular y exámenes de la papila del nervio óptico con el médico oftalmólogo a través del examen periódico. Con el examen oftalmológico se logra un diagnóstico preventivo.
El glaucoma es la causa principal de ceguera en personas mayores de 60 años. Puede prevenirse si se trata precozmente.
Tratamiento
El tratamiento con gotas es bastante eficaz y con el correr del tiempo se ha ido perfeccionando. Puede ser una o asociaciones de varias.
Cuando por tratamiento medicamentoso no se puede mantener la presión ocular dentro de niveles saludables para el nervio óptico, se llega a la cirugía.