La práctica matutina en el predio "Cidade do galo" sorprendió cuando el entrenador Alejandro Sabella optó por un 5-3-2 en vez del 4-3-3 que suele emplear el equipo. La explicación se deduce a partir de la falta de actividad intensa de Gonzalo Higuain, pero también porque el DT quedó muy conforme con el ensayo que se hizo el año pasado en Saint Louis, Estados Unidos, cuando con el sistema de cinco defensores, tres volantes y dos atacantes se le ganó claramente un amistoso a Bosnia (2-0), el rival del domingo próximo en Río de Janeiro.
Sabella volvió a utilizar a Campagnaro, un defensor dúctil y capaz de cumplir con distintas funciones en la última línea. El resto de los defensores no varió: Zabaleta, Federico Fernández, Garay y Rojo. En el centro del campo, Mascherano y Di María fijos, con la variante de Maxi Rodríguez por Gago. Adelante, Messi y Agüero.
Ayer, en el debut brasileño frente a Croacia, los visitantes utilizaron un esquema similar al que pueden usar los bosnios en el Maracaná. Dos laterales muy cercanos a la líneas de tres defensores fijos, dos volantes externos, dos internos y un punta que asomaba como referencia y servía de enlace con los mediocampistas. Es muy probable que el adversario en la fecha inicial del Grupo pueda realizar lo mismo.
Además, Sabella parece no estar conforme con la función de Lavezzi como media punta y hasta de extremo, al punto que hoy el atacante de Paris Saint Germain ni siquiera fue titular. Como el "Pipita" sigue sin estar en plenitud, tras su lesión en el tobillo jugando para Nápoli, se habilita el cambio de sistema para que Leo y el Kun tengan acompañamiento a través de Di María o Maxi Rodríguez.
La Selección volverá a entrenarse en Belo Horizonte el próximo lunes, tras el encuentro ante los bosnios. Ahora, en Río de Janeiro, el único tiempo de ajuste pasará por el análisis previo que harán Sabella junto a sus ayudantes Julián Camino y Claudio Gugnali. La única verdad, como suele decirse en la jerga futbolística, estará en el mítico Maracaná, lugar del debut albiceleste y, por qué no, el escenario de la gran final soñada.
