La Selección tuvo su práctica con espectadores en el estadio Independencia de Belo Horizonte y finalizó con la invasión de los hinchas, en su mayoría brasileños, que se quedaron con varios "souvenirs" de los jugadores.
El primer simpatizante que ingresó al terreno de juego le hizo reverencias a Messi y luego le pidió el buzo, mientras que casi al unísono se desató la invasión masiva para reclamar las prendas al resto de los jugadores y hasta se llevaron algunas pelotas.
En cuanto a la práctica, los jugadores trotaron y realizaron fútbol-tenis, llevando a cabo una demostración más que un entrenamiento propio de una preparación para el debut mundialista.