Es un punto, nada extraordinario. Todo sigue igual: Independiente está último, sigue sin ganar en el torneo, volvió a jugar feo, se repitieron los mismos errores defensivos de Instituto y el simpatizante en la calle deja de ver la tabla de posiciones para comenzar a prestarle mayor atención a la de los promedios.
Esta es una realidad incuestionable, una verdad fáctica que sería de necio discutirla. Capítulo cerrado. Pero hay otra lectura que se puede hacer del choque en Mataderos. El cómo se dio el empate es al que hay que sacarle provecho.
Debería ser utilizado como disparador para esa levantada que necesita el equipo casi de manera imperiosa. “Sí, se puede; sí, se puede..” alentaban los seguidores del PRO a Mauricio Macri. Y Macri pudo. Sí, se puede, Lepra.
Se trata de convencimiento, de no sentirse menos que nadie, de levantar la autoestima. Parecía muerto el equipo en Mataderos y resurgió casi de las cenizas. Está a tiempo y tiene con qué levantarse. Debe convencerse.