Mendoza posee alrededor de 20 mil kilómetros de rutas, tanto bajo jurisdicción nacional como provincial, que se distribuyen por todo su territorio, ya sea de manera pavimentada, consolidada o simplemente de tierra.
Aunque la provincia mantenga una amplia red de caminos, ello no significa que la infraestructura vial se halle en un estado óptimo, ya que muchos kilómetros aguardan renovaciones y ampliaciones.
Al igual que en buena parte del país, aquí se padecen distintas deficiencias en lo que concierne a la habilitación de nuevas vías y la transformación y el crecimiento de los corredores viales, aunque es innegable el aumento en la inversión ocurrido para este sector en la última década.
Hay diversos trabajos viales en ejecución y otros proyectados. En este último capítulo –lo que no se ha hecho aún- se destaca la autopista Mendoza-San Juan (traza de la ruta nacional 40), que, según todas las evidencias, no se terminará hasta que baje el riesgo país.
En 2016, en un acto realizado en el Salón Blanco de la Casa Rosada, el presidente Mauricio Macri, acompañado por los gobernadores de Mendoza, Alfredo Cornejo y de San Juan, Sergio Uñac, anunció que en el año que transitamos estaría terminado el megaemprendimiento. Pero, la realidad marca que esa trascendental ejecución, por ahora, seguirá siendo una aspiración. Los actuales costos de financiamiento hacen imposible ejecutar la parte mendocina, que iba a realizarse por medio de la modalidad de Participación Público Privada (PPP).
La emblemática autovía San Juan-Mendoza, que tanto ilusiona a los cuyanos porque hoy es un camino limitado y riesgoso, deberá seguir esperando hasta que mejore la situación económica nacional.
En materia vial esta es una deuda muy grande porque hace tiempo que es necesario convertir en ruta segura la conexión de 170 kilómetros entre las dos capitales. La provincia sanjuanina se ha adelantado en el proyecto, pero, como dijimos, la inauguración de la nueva ruta está distante.
También figura como meta muy esperada la ampliación con una trocha más por mano del Acceso Sur, en el tramo comprendido entre el nudo vial de Paso hasta la calle Azcuénaga de Luján de Cuyo.
En el mismo sentido se percibe lejano el momento de comenzar la doble vía entre Tunuyán y San Rafael, que sería un avance cualitativo para adecuar a los tiempos que corren la conexión entre el norte y el sur provinciales.
Como contrapartida, se advierten avances en la megaobra de 40 kilómetros denominada “Variante Palmira”, que permitirá descongestionar y ordenar el tránsito de carga pesada desde y hacia Chile, al desviar los camiones que hoy circulan por la ruta 7 y el Acceso Sur.
Otras necesidades viales son la refuncionalización de todo el Corredor Biocéanico, en el extenso segmento comprendido entre Agrelo (punto de unión de la ruta 40 y la 7) y Las Cuevas, y la pronta materialización de la reparación y ampliación de la ruta 82, que conduce a Cacheuta, que ya ha comenzado. En esta última localidad de Luján, también está previsto la rehabilitación del abandonado túnel 1.
Hay varias tareas más en ejecución, algunas a cargo de la provincia y otras impulsadas por la Nación, pero para no perder la gran estirpe mendocina de las buenas vías de comunicación, deben aunarse los mayores esfuerzos a fin de concretar la nueva carretera a San Juan, la incorporación de una trocha más al tramo del Acceso Sur que no la tiene y encarar de una vez por todas la doble vía a San Rafael desde la “ciudad de las manzanas”.
