Rusia moderó el tono de su confrontación con Estados Unidos acerca de la situación en Venezuela, al juzgar "buena y positiva" la reunión que mantuvieron ayer en Finlandia sus cancilleres, Serguei Lavrov y Mike Pompeo, y anunciar la voluntad de encontrarse de los presidentes Vladimir Putin y Donald Trump.
De ese modo, Moscú siguió la línea inaugurada el viernes por Trump, quien, tras hablar por teléfono con Putin, dijo que la conversación había sido "muy positiva" y que ambos sentían "lo mismo" al querer "ver que ocurra algo positivo" en Venezuela.
“Partiendo de mis contactos con mis colegas estadounidenses y otros, europeos y latinoamericanos, no veo partidarios de una solución militar imprudente; espero que todos compartamos esta visión”, afirmó Lavrov tras el encuentro con Pompeo.
Esa declaración resonó con la efectuada el viernes por Trump, cuando aseguró que Putin “no está pensando en absoluto en implicarse en Venezuela”, afirmación que no fue ratificada pero tampoco desmentida por el gobierno ruso. Lavrov reiteró que su país está “categóricamente en contra de una intervención militar” y deseó que “no se busque una solución militar, porque resultaría catastrófica”.
“El uso de la fuerza sólo puede ser autorizado por el Consejo de Seguridad de la ONU, o usado en respuesta a una agresión contra un estado soberano, y en Venezuela no se observa nada parecido a esto”, subrayó.
Paso adelante
El jefe de la diplomacia rusa opinó que su reunión con Pompeo fue "buena y constructiva", y representó "un paso adelante" tras la conversación telefónica del viernes entre Trump y Putin, quienes, reveló, "acordaron reunirse cuando tengan la posibilidad".
Lavrov y Pompeo conversaron en Rovaniemi, a 800 kilómetros al norte de Helsinki, en el contexto de una reunión ministerial del Consejo Ártico.
Hasta ahora, Estados Unidos y Rusia se acusaban recíprocamente de ejercer injerencia en los asuntos internos de Venezuela.