En medio de su guerra petrolera con Arabia Saudita, el Gobierno de Rusia decidió ayer imponer su propio cepo cambiario.
Mientras las tensiones entre los dos principales exportadores petroleros mundiales llevaron al precio del petróleo a anotar su mayor caída diaria desde 1991, el banco central de Rusia anunció ayer que suspenderá las compras de moneda extranjera durante 30 días, en un intento de aliviar la presión a la baja sobre el rublo.
Si bien Rusia ha acumulado reservas por u$s 570.000 millones bajo la presidencia de Vladimir Putin, y analistas aseguran que el país se encuentra mucho mejor posicionado para resistir un impacto económico que en 2014, cuando Occidente le impuso sanciones por la anexión de la región ucraniana de Crimea, o 2008, cuando fue golpeada por la crisis financiera mundial, el rublo cayó ayer a su nivel más débil desde principios de 2016 en el mercado interbancario.
"Muchas personas nos criticaron, dijeron que el Ministerio de Finanzas está sentado en oro", dijo el ministro de Finanzas, Anton Siluanov, la semana pasada sobre las reservas.
"Pero ahora la situación podría cambiar y financiaremos todos los gastos que hemos emprendido y que estamos obligados a hacer con este cofre del tesoro", agregó. Las reservas de 570.000 millones incluyen el Fondo Nacional de Riqueza del país, que asciende a u$s 150.100 millones, o el 9,2% del PBI ruso.
El Ministerio de Finanzas dijo ayer que el fondo podría usarse para compensar los menores ingresos petroleros si fuera necesario.