El presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió ayer sobre todo lo que pueda "desestabilizar la situación" en Siria, tras reunirse en Sochi con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, cuyo país llevó a cabo ataques aéreos cerca de Damasco a principios de mes.
La visita a Rusia del jefe de gobierno israelí fue anunciada el sábado, justo después de que Moscú confirmara su intención de entregar al régimen de Damasco sistemas tierra-aire S-300, armas sofisticadas capaces de interceptar en vuelo a aviones o misiles guiados, el equivalente ruso de las baterías de misiles antimisiles estadounidenses Patriot.
Un miembro del gobierno israelí insistió el domingo en que Netanyahu estaba "completamente decidido" a impedir estas entregas.
"Es crucial en este momento importante evitar cualquier acción que pueda desestabilizar la situación", declaró Putin después de la reunión con Netanyahu.
Los dirigentes rusos confirmaron el viernes la intención de suministrar el armamento, apenas tres días después de haber recibido al secretario de Estado estadounidense John Kerry e infundido la esperanza de una solución negociada.
La información había sido divulgada por la prensa estadounidense días después de que Israel bombardease objetivos próximos a Damasco, una operación para impedir, según un responsable israelí, que armas sofisticadas llegaran a manos del Hezbolá libanés, aliado del gobierno de Bashar al Asad.
Las agencias de prensa rusas no informaron sobre los sistemas S-300 al cabo del encuentro entre Netanyahu y Putin.
"Deseamos conseguir la paz con todos nuestros vecinos. Hemos podido alcanzar acuerdos de paz con dos de nuestros vecinos. Quiera Dios que podamos lograrla con los otros", afirmó por su parte Netanyahu, quien añadió, según Ria Novosti, que el gobierno israelí debe "defender a sus ciudadanos".
La instalación de este tipo de sistema defensivo tierra-aire complicaría cualquier proyecto militar aéreo de Estados Unidos o de sus aliados contra Siria, así como el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre el país o una intervención militar para desmantelar armas químicas.
Moscú y Washington habían pedido la celebración de una nueva conferencia internacional para intentar que el régimen sirio y la oposición hallen una solución política al conflicto.
Según el diario Kommersant, Putin confirmó el viernes al primer ministro británico David Cameron, que también viajó a Rusia para hablar de Siria, que Moscú tenía la intención de entregar estos sistemas a Damasco.
Los analistas no se ponen de acuerdo sobre los efectos de esta amenaza rusa.
"Lógicamente, después de dos ataques de la aviación israelí en Siria, a Netanyahu le resultará difícil disuadir al presidente ruso de suministrar armas defensivas" a su aliado, considera Boris Dolgov, del Instituto ruso de estudios orientales.
Pero Viktor Kremeniuk, del Instituto Estados Unidos-Canadá de Moscú, estima sin embargo que Netanyahu está advirtiendo "indirectamente que Israel destruirá estos S-300".
Los analistas son unánimes al estimar que la entrega efectiva de este armamento sigue siendo incierta.
Se trata de un acuerdo concluido en 2010 para la entrega de cuatro baterías de misiles S-300, que contienen seis rampas de lanzamiento y 144 misiles de un alcance de 200 km, por un monto de 900 millones de dólares, según las informaciones de una fuente israelí consignadas por el Wall Street Journal.
Después de su paso por Moscú, Kerry advirtió que un suministro podría ser "potencialmente desestabilizador" para la región.
Después de Kerry, Cameron y Netanyahu, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, debe visitar Rusia del 16 al 19 de mayo.
El presidente estadounidense, Barack Obama, exhortó el lunes a Rusia a cambiar de posición.