Rusia 2018: el día que Gardel cantó con el “corazón dividido”

Fue en la previa de la final del ‘30, cuando Uruguay le ganó a la Argentina. Tenía amigos en ambos lados.

Rusia 2018: el día que Gardel cantó con el “corazón dividido”
Rusia 2018: el día que Gardel cantó con el “corazón dividido”

Carlos Gardel, el popular cantor identificado con el tango rioplatense, en 1930 cantó “con el corazón dividido” para argentinos y uruguayos antes de la final entre ambos, ya que tenía amigos en ambos planteles. Cuando falta menos de un mes para el inicio de Rusia 2018, la memoria nos devuelve hechos curiosos ocurridos a lo largo de los 20 mundiales diputados hasta hoy, como el hecho protagonizado por el “Morocho del Abasto” que, dos días antes de la final del Mundial 1930 que Uruguay le ganó 4-2 a la Argentina, cantó para ambos planteles. El hecho registraba un antecedente, ya que Gardel les cantó también en París, luego de la final de los Juegos Olímpicos de Amsterdam 1928, en la que los uruguayos se impusieron 2-1.

Cuentan las crónicas que el “Zorzal” criollo intentó limar asperezas después de aquella final donde no se había escatimado la pierna fuerte. Gardel tenía llegada a los futbolistas argentinos a través de su amistad con Pedro Ochoa, jugador de Racing, conocido como “el Crack de la Afición”.

La voz inconfundible de “Mi Buenos Aires querido”, que tenía entre sus guitarristas al uruguayo José María Aguilar, también admiraba el fútbol de los orientales y su guapeza dentro de los campos de juego. El 11 de julio de 1930 llegó a la concentración de la Selección argentina en las afueras de Montevideo, y al día siguiente las páginas de “La Razón” reseñaron el momento con una gran foto y este título a cinco columnas: “Carlos Gardel llevó al campamento argentino la alegría de sus canciones”.

Uno de los pocos tangos que cantaba el “Mudo” con temática futbolera se llamaba “Patadura”, de letra escrita por Enrique Carrera Sotelo en 1928, en cuyos versos se mencionaban a los jugadores de la época Ochoa, Manuel Seoane, Luis Monti y Domingo Tarascone.

Gardel, quien no presenció la final en el Centenario, también concurrió el 28 de julio a la concentración de los uruguayos, que sostenían que el cantante había nacido en Tacuarembó, una postura que algunos historiadores tangueros de ese país aún mantienen, a pesar de que los documentos lo dan como francés, de Toulouse, y nacionalizado argentino. A pesar del hecho de confraternidad de Gardel, la final entre argentinos y uruguayos pasó a la historia por el juego brusco y las amenazas que recibieron varios argentinos, entre ellos Luis Monti.

Francisco Varallo, uno de los integrantes del equipo argentino, hace algunos años confió que “nos ganaron bien, pero hubo mucha pierna fuerte y tuvimos varios lesionados. En esa época no había cambios, pero igual no fuimos lo suficiente valientes y ellos impusieron su guapeza”.

Pancho Varallo, goleador histórico de Boca hasta que Martín Palermo lo desplazó de ese lugar en 2011, dijo además que “esa final fue la gran frustración de mi vida. Tenía 19 años y jugué con una rodilla lesionada. Desde el primer partido, contra Francia, el público uruguayo nos insultaba, nos tiraba de todo...  Cuando nos encontramos con Uruguay, ante 90.000 personas, la presión aumentó y, encima, nos arrearon a patadas”.  El futbolista, que murió en 2010 a los 100 años, también recordó que “Monti había recibido amenazas de muerte para él, su madre y su tía”.

Como curiosidad de aquella final, el primer tiempo se jugó con un balón de fabricación argentina y el segundo con una pelota uruguaya.

Cabe recordar que el Mundial del ‘30, el primero de la historia, se realizó por impulso del abogado francés Jules Rimet, el presidente que más años estuvo al frente de FIFA. La copa, de oro macizo y que recordaba en principio a la diosa griega Nike (Victoria), luego llevó su nombre.

Al torneo renunciaron varias selecciones europeas por el largo viaje que debían realizar en barco y los efectos de la crisis económica de 1929. Así, sólo acudieron Yugoslavia, Rumania, Bélgica y Francia, además 9 equipos del continente americano. La primera Copa del Mundo tuvo 13 participantes que llegaron por invitación y no por méritos deportivos.

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