En estos tiempos de grandes cambios, resulta primordial atender y acompañar las emociones de nuestros hijos e hijas.
Desde que se declaró la pandemia de Covid-19, en marzo de 2020, posiblemente el ánimo de los más chicos haya fluctuado muchas veces, atravesando momentos de irritabilidad o de frustración a raíz de las alteraciones de sus rutinas.
Y a sus emociones, sin duda, hay que sumarles las nuestras, de las personas grandes, que por momentos nos sentimos colapsadas y sin energía para contenerlos de la mejor manera.
Por eso debemos tener en cuenta que ellos, sobre todo los más pequeños, a diferencia de nosotros, no cuentan todavía con herramientas internas para gestionar sus emociones de una manera más sana y asertiva, por lo que nuestra guía será fundamental en el desarrollo de dichos recursos.
Estrategias para acompañar a hijas/os:
- Ayudarlos a expresar sus emociones, facilitándoles actividades lúdicas como, por ejemplo, pintar o dibujar para canalizar sentimientos.
- Propiciar espacios de comunicación para conversar sobre las necesidades y emociones de cada integrante de la familia. Estas charlas ayudarán a que los chicos comprendan que sus seres queridos también tienen días en que están enojados o tristes, pero que ponen en práctica ciertos recursos para gestionar eso que sienten.
Ante situaciones de enojo, podemos pensar juntos posibles recursos que nos ayuden a gestionar esta emoción:
- Respirar profundamente. Esta técnica puede ir acompañada de ilustraciones que los ayuden a asimilar mejor la idea. Por ejemplo: “Respiramos como un globo”.
- Técnica del Globo: “Tomando aire, inflar la panza como si fuera un globo y con la mano voy contando hasta cinco mientras largo el aire”.
- Técnica del semáforo del enojo: Podemos dibujar un semáforo y contarles que, así como los autos deben frentar al prenderse la luz roja y esperar, lo mismo podemos hacer cuando estamos enojados; es decir, no reaccionar de manera inmediata.
En este contexto de pandemia, debemos regular nuestras expectativas en cuanto al rendimiento escolar de chicas y chicos, y priorizar ante todo su salud mental.
El estrés puede manifestarse de múltiples formas, a través de cambios en el comportamiento de la niña o el niño, irritabilidad, alteraciones del sueño (dormir poco o demasiado) o la alimentación (comer poco o demasiado), malhumor, abandono de actividades que antes gustaban o expresando preocupación de forma rutinaria.
El estrés también puede expresarse con síntomas físicos, como dolores de cabeza o de estómago. En estos casos, es importante llevar al niño al pediatra para descartar causas orgánicas, y si los síntomas de estrés persisten, pedir asesoramiento a un psicólogo terapeuta.
Por otra parte, como adultos responsables también debemos cuidar y preservar nuestra propia salud mental, ya que seremos el ejemplo que seguirán nuestros hijos e hijas al momento de escuchar sus propias emociones.
* Licenciada en Psicología (MN 64105) y cofundadora de JUEGOlogía. juegologia@hotmail.com @juegologia Contenido exclusivo de revista Rumbos.