Tucumán tiene una larga historia ligada a la fe religiosa. Cuentan que en 1812, cuando Belgrano desobedeció las órdenes de Buenos Aires y resolvió enfrentar a los españoles, llegó a Tucumán y pasó horas rezando a la Virgen de La Merced para que intercediera en la batalla: en esta población nadie sabía usar armas.
“Pero ya en la lucha, sucedió algo asombroso”, dice Gustavo Maccio, coordinador de Turismo Religioso de la provincia. “Una invasión de langostas cubrió a los invasores y el Ejército del Norte logró expulsarlos”.
Belgrano atribuyó a la Virgen el milagro, le ofrendó su bastón de mando y la nombró Generala del Ejército Norte.
Esta anécdota representa uno de los tantos hitos de la Ruta de la Fe tucumana, un recorrido fascinante que nos invita a conectar con la religiosidad visitando templos, museos de arte sacro y grutas en diferentes sitios de la provincia. •
Belgrano atribuyó el milagro a la Virgen de La Merced, por lo que decidió ofrendarle su bastón de mando y nombrarla Generala del Ejército del Norte.
La iglesia de Covadonga
Si hablamos de milagros, en los Valles Calchaquíes también se recuerda una historia muy linda. La leyenda cuenta que hacia 1950, un hombre de origen asturiano que había sobrevivido a un accidente y residía en la Argentina, prometió a la Virgen de Covadonga construir un templo en su honor, en muestra de agradecimiento y devoción.
Pero el hombre ponía una condición: que el lugar elegido para emplazar este sitio religioso guardara similitud con sus amadas tierras de Asturia, en España.
A partir de esa promesa, se construyó en la localidad de El Mollar, cerquita de Tafí del Valle, una iglesia donde se venera a la Virgen de Covadonga. Allí, además, cada 2 de noviembre, se lleva a cabo una fiesta en honor a la Virgen, a la que concurren fieles de la provincia y el resto del país.
Virgen de la Merced
La imagen más antigua de la Virgen de la Merced se preserva actualmente en la iglesia erigida en su honor, en Medinas. La figura está tallada en madera semidura, con una lámina de oro que data del 1600. Cada 15 de julio, cuando se conmemora la coronación de la Virgen, los fieles se reúnen para renovar sus votos de fe.
En tanto, en San José de Lules, otro importante sitio histórico y religioso de Tucumán, los jesuitas fundaron en 1670 una reducción donde habitó el pueblo originario Lules. Allí funcionaba una escuela y se cultivó por primera vez la caña de azúcar.
Pozo del pescado
En cada rincón tucumano se conocen historias de milagros. Cuenta la tradición que uno de esos episodios ocurrió a fines del siglo XVI a 3 km de Trancas, en tiempos en que San Francisco Solano recorría la región.
La leyenda refiere que en ese ámbito dominado por la sequía y la falta de lluvias, donde animales y personas perecían porque ya no había agua ni alimentos que cultivar, San Francisco tomó su bastón y lo hundió en la tierra, pronunciando palabras que nadie entendía, con la cabeza levantada y sus ojos al cielo.
De pronto, dicen, el agua brotó del el suelo mojando el terreno y dando origen a un pozo de agua cristalina, con peces, que hoy se puede visitar.
La reliquia de Belgrano
La Parroquia de la Victoria preserva como reliquia el Bastón de Mando con empuñadura de oro que el General Belgrano le ofrendó a la Virgen de la Merced tras ganar a los realistas la Batalla de Tucumán, el 24 de septiembre de 1912.
*Editora de revista Rumbos. Contenido exclusivo.