El ojo seco perturba la calidad de vida de uno de cada tres argentinos y argentinas. Y si bien suele creerse que la problemática está estrechamente ligada a la cantidad de lágrimas, en el 80% de los casos se debe a una modificación en la calidad de la lágrima, que ve alterada su capa externa lipídica.
Cada lágrima posee tres capas: una proteica (mucina), que está en contacto con la superficie corneal; la del medio y más abundante, que es acuosa; y la externa, que contiene lípidos.
A su vez, el margen del párpado cuenta con varios orificios diminutos que segregan lípidos (aceite) sintetizados en las glándulas de Meibomio, ubicadas detrás de las pestañas. Por su efecto lubricante, este aceite disminuye la fricción entre el párpado y la córnea, y reduce la evaporación del film lagrimal.
Una disfunción de estas glándulas modifica la capa lipídica y altera la calidad de la lágrima. Esta patología se produce al obstruirse la salida de estas glándulas y causa enrojecimiento, edema de párpado, aumento de la frecuencia de parpadeo, sensación de cuerpo extraño y visión fluctuante entre parpadeos.
El ácaro Demodex puede reavivar el círculo vicioso del ojo seco. Las pantallas, el aire acondicionado y el viento empeoran el cuadro.
Es decir, falla la secreción del aceite que previene la ruptura precoz de la película lagrimal, haciendo que se seque la mucosa ocular y se lastime produciendo una sensación de arenilla. La exposición a pantallas, aire acondicionado y viento empeora el cuadro.
Para establecer qué tipo de ojo seco se padece, el especialista deberá realizar exámenes exhaustivos que descarten patologías enmascarantes, es decir, aquellas que parecen... pero no son.
El Demodex es un diminuto ácaro que forma parte de la flora normal de la piel, coloniza los folículos pilosos de pestañas y de las glándulas sebáceas de cabeza y cara, incluyendo la región interna de los párpados. Se desconoce aún si este organismo es el responsable del ojo seco o si la patología es una consecuencia de variaciones en la fisiología ocular que generan un ambiente propicio para la propagación del parásito.
Pero sí sabemos que el Demodex puede avivar el círculo vicioso del ojo seco. A los tratamientos convencionales habría que sumarles, entonces, aquellos con acaricidas complementarios y, por supuesto, una correcta higiene diaria de las pestañas.
El tratamiento habitual del ojo seco consiste en la refuncionalización de las glándulas de Meibomio. Para esto, existen dos pilares en el procedimiento: desbloquearlas y tratar el sobrecrecimiento bacteriano.
- En aquellos casos en que el bloqueo ocurre por coágulos lipídicos, se utiliza calor para derretirlos. Existen máscaras y dispositivos que se emplean para aplicar este calor de manera constante, disolviendo y fragmentando los coágulos.
- Los pacientes con blefaritis (inflamación del párpado) suelen generar placa bacteriana, que debe removerse con una limpieza más profunda y técnicas específicas en el borde palpebral.
- Uno de los tratamientos más eficaces es exfoliar los orificios glandulares, desbloqueando así las glándulas obstruidas, y remover la placa bacteriana y el biofilm del borde del párpado y de las pestañas. Este procedimiento que se realiza en el consultorio médico, con gotas de anestesia, y dura unos veinte minutos.
*Médico oftalmólogo, especialista en córnea y superficie ocular, miembro de la Sociedad Argentina de Superficie Ocular. rribesescudero@hotmail.com Contenido exclusivo para revista Rumbos.