“Nosotres para siempre”, escribió hace unas semanas Nancy Dupláa en su cuenta de Instagram. La frase acompañaba una foto reciente en la que la actriz posa alegre abrazada a parte del elenco de Montaña Rusa, como una especie de festejo (u homenaje) por los 27 años desde el estreno de aquella tira juvenil que marcó a una generación y que fue piedra angular de una de las épocas doradas de la televisión argentina.
Desde aquella joven actriz de apenas 24 años hasta hoy, Dupláa se convirtió en una de las caras preferidas de la ficción local, protagonizando varios de los batacazos de la pantalla chica como Poliladron, Verano del 98 o Graduados. A casi 30 años de su debut en televisión, la actriz entró ahora por la puerta grande al mundo de las plataformas de streaming, con el estreno el pasado mes de agosto de El reino, la serie creada por la escritora Claudia Piñeiro y el director y guionista Marcelo Piñeyro.
Con un elenco que lo completan Joaquín Furriel, Chino Darín, Peter Lanzani, Mercedes Morán y Diego Peretti, El reino cuenta la historia del pastor Emilio Vázquez Pena, candidato a vicepresidente de Argentina, cuyo compañero de fórmula es asesinado súbitamente durante el acto de cierre de campaña. A partir de ahí comienza una trama de intrigas y poder en la que Nancy Dupláa encarna a Roberta Candia, la fiscal a cargo de la investigación del caso.
La serie toca un tema sensible y de gran coyuntura, que es cuando la religión y el Estado van muy de la mano, algo que está pasando en distintos países del mundo. ¿Qué te pareció cuando leíste el guión por primera vez? ¿Cómo creés que la serie aborda la temática?
No hace más que mostrar una realidad que, si bien estamos hablando de una historia de ficción, existe, que es la relación de la religión con el poder, cómo se tocan en muchos puntos y cómo todavía la Iglesia, que pertenece a una creencia determinada, toma ciertas determinaciones sobre las voluntades de la gente que son muy complejas. Acá se unen las dos cosas porque son dos candidatos que vienen de palos diferentes y con esta situación, este hecho fenomenal que es que matan al candidato a presidente en pleno inicio de campaña, empiezan a suceder cosas alrededor que ponen de manifiesto cómo estos dos puntos a veces se tocan y a veces presionan para tomar determinadas decisiones. Si bien es una ficción me sonó y también me dio mucho miedo porque se relaciona con una parte que yo no conozco que tiene que ver con las religiones tan extremas, cómo tocan las conciencias de la gente y las hacen tomar decisiones de un modo muy efervescente y muy alocado, que desde mi mirada nunca genera buenas cosas, o quizás resuelve cosas por momentos.
Y tu personaje viene un poco a buscar un orden en ese lugar…
Sí, mi papel, el de la fiscal Candia, es un poco la ley en todo esto y que tiene ganas de que por fin salga a la luz la verdad, un concepto que hoy está muy vapuleado. Ya no importa qué es verdad, las cosas se dicen y después salí a desmentirlas y ya las desmentís y nadie te cree. La verdad me parece un temazo y desde mi personaje ser un poco abanderada de eso cerraba el círculo para que fuera flashero poder participar.
¿Pensás que la serie va a avivar cierto debate público sobre el tema de la religión, la política y el Estado?
No lo sé. Yo cuando hice otras series probablemente tocábamos temas que tenían que ver con la identidad de género y se armó un debate. Esto no creo, porque es un tema muy sensible, son temas de los que no se habla en las mesas familiares, la religión y la política son los dos temas estructurales que generan odios y amores muy efervescentemente. Yo creo que es un tema que va a molestar, va a ser incómodo, se van a hacer preguntas y hay gente que le va a encantar meterse y conocer esos mundos desde adentro, siempre dentro del marco de la ficción obviamente.
¿Cómo preparaste a tu personaje?
Yo me fui sorprendiendo junto al personaje, porque el caso cae en esta fiscalía que es una fiscalía chica, donde no llegan casos tan extremos o emblemáticos. Fue a caer ahí porque la fiscalía estaba cerca del Estadio donde sucedían los hechos. Entonces la situación para esta fiscal es mucho más grande que las expectativas que ella tenía. Es muy sorprendente para mi personaje y para mí también. Además Candia y yo tenemos una energía parecida. Puse mi impronta y también me llevé por Marcelo Piñeyro y Miguel Kohan, que son dos directores que aman a los actores y nos conducían de la mano muy suavemente y nos estimulaban permanentemente.
El guión de la serie es de Claudia Piñeiro, una escritora que es maestra dentro del género policial y los thrillers. ¿La habías leído a ella antes de hacer El reino?
Sí. Su última novela, Catedrales, me la leí en la playa en cinco días y también me embebió en la forma de contar de Claudia, que genera unos universos y unos vínculos que te llevan de la nariz en sus historias. Un poco esto también, saber que estaba Claudia en la creación de esto junto con Marcelo, tuvo un plus enorme y cuando leí el libro superó mis expectativas, porque es bastante duro, crudo, son personajes muy oscuros con vínculos muy fuertes donde también hay noblezas y un universo que, viniendo de la mano de Claudia y sabiendo cómo ella lo imprime en sus cuentos, está perfecto desde ese lugar.
¿Te gusta el género policial?
No, prefiero todo lo suave (risas). Pero porque no lo aguanto, soy extremadamente sensible para ver y la paso muy mal con algunos géneros, lo llevo al cuerpo. Ahí se arman los quilombos con mi marido que le encantan las cosas oscuras y policiales. Pero en general hice varios policiales, y esto viene como un corolario de un paso que tuve atrás. Es muy atractivo, esto es más un thriller donde hay un crimen, mucho más oscuro y profundo, pero es como un ambiente que sin conocerlo lo conozco, es rarísimo. Y me encanta.
Tenés una larga historia en la televisión y fuiste protagonista de grandes ficciones argentinas como Montaña Rusa o Verano del 98. ¿Cómo ves que cambió la ficción de aquellos años con la ficción de hoy?
En cuanto a los contenidos creo que se evolucionó un montón, ahora son mucho más atrevidos y hay una especial elegancia en los proyectos y cómo fueron creciendo a lo largo del tiempo en cuanto a las temáticas. Ya no da tanto miedo ir a fondo con temas profundos porque sabemos que genera una revolución en la gente y eso transforma, te hace más amplio. En eso creo que la tele fue evolucionando, tanto Netflix como todas las series que forman este mundo que nos brindan las plataformas es también elevar el nivel. Me parece que ha ganado mucho en calidad. Después hay un tema más presupuestario, de inversión y de fomento que necesita nuestro audiovisual para poder seguir apostando a hacer producciones cada vez más fuertes y profundas. Y también se ha crecido mucho en cuanto a la ficha técnica, a las cosas que hacen los directores, los camarógrafos, los iluminadores, mismo los actores. Es un compendio que fue todo de la mano creciendo para mejor.
¿Creés que cambió mucho la ficción local con la llegada de las plataformas de streaming?
Sí, pero bueno, eso también tiene que ver con el fervor y la necesidad del espectador que ya no se banca ciertos tiempos. A la gente cuanto más le das menos puede esperar. Eso también fue evolucionando para ahí. Hace replantearse muchas cosas en la tele de aire, que hay que ponerse un poco a ese tiro, o ya los canales de aire sólo se van a enfocar en los programas de entretenimiento y política, para terminar de enloquecer a la gente (risas). Me parece que las plataformas subieron las apuestas de muchas cosas y es algo cómodo para el espectador. No sé si es buen o malo el cambio, es parte de esta actualidad.
Hace poco hubo un boom con el reestreno de Okupas y se habló mucho del reencuentro del elenco de Montaña Rusa. ¿Por qué creés que se añora tanto la ficción de aquellas épocas?
Me parece que te conecta desde la adultez con una sensación que uno tenía a esa edad cuando veía esas cosas. A mí como actriz me pasó cuando filmamos Graduados, que éramos todos cuarentones que nos hacían volver a los 90s y 80s con la experiencia que uno tiene a los cuarenta y pico de años. Para nosotros fue un juego hermoso volver a vivir esas situaciones de la adolescencia siendo nosotros disfrazados y a la gente le pegó ahí, en el cuore, en la nostalgia, en el encuentro con los pibes de la secundaria. Me parece que fue más una sensación emocional que responde a una situación concreta dentro del contenido de lo audiovisual. Y también fueron series que marcaron. Nosotros hicimos Socias en el año 2008 y te puedo asegurar que tiene una actualidad tremenda, hablábamos de todos los temas profundos con los que la sociedad tenía mucho prejuicio como el aborto, el matrimonio igualitario, la adopción, temas álgidos desde la mirada de tres mujeres dentro de la ley que salían a defender todas estas cosas con el cuchillo entre los dientes. También fueron ficciones muy bien hechas, que si uno las ve ahora dice ¡qué maravilla!
El Reino se filmó una parte antes de la pandemia y otra durante. ¿Cómo fue esa experiencia?
La experiencia fue como fue la de todos, que nunca pensamos que íbamos a ser contemporáneos de este acontecimiento universal. Yo, desde lo particular, que estoy en una situación cómoda y que me lo podía bancar, no me exasperé. Todo ese tiempo no hubo incertidumbres porque siempre estuvieron presentes nuestros productores y todo el equipo tirando buena energía y haciéndonos partícipes de la situación. Y fuimos la primera ficción que volvió durante la pandemia. Fuimos los primeros en probar todos los protocolos habidos y por haber y entrar en un universo diferente de trabajo con respecto también al tema de los vínculos, porque no podés hablar con nadie. A mí me mataron porque me encanta charlar. Entonces teníamos asientos para cada uno, unas cosas que nos tapaban y separaban, si uno se lo tomaba mal era terrible. Pero era importante que pudiéramos terminar la historia y había un gran clima que lo hacía muy llevadero. Pero en el medio estaba la realidad de la pandemia, que había que seguir cuidándose mucho. No tuvimos casi contagiados. Cuando saltaba uno todo se aislaba y se resolvía. Fue rarísimo, pero no dejó de ser gratificante saber que se pudo hacer a pesar de todo.
La pandemia causó muchos estragos en distintos ámbitos. En el caso de las relaciones personales, fue un gran desafío para muchas parejas que debieron buscar la manera de reencontrarse en una convivencia distinta, mucho más intensa. Con Pablo Echarri tienen una pareja afianzada desde hace muchísimo tiempo, ¿cómo aprendieron a sobrellevar la pandemia en casa?
Paz y armonía todo el tiempo no hubo (risas). Tenemos un tesoro que es una casa grande y que cada uno pudiera estar en una habitación, entonces cuando tenés ganas te juntás y cuando no, no. Eso es un lujo y no lo tiene cualquiera. Y después la fuimos llevando. Hubo momentos buenos y malos, pero siempre sabiendo que teníamos el confort, teníamos Netflix, la comida, ropa, agua caliente, la familia y estábamos sanos. En ese sentido soy muy inteligente emocionalmente y se cómo llevarlo de la mejor manera para mí y para los demás. Así que bueno, fue. Y con la tranquilidad de que tenía una serie delante para continuar trabajando.