Las guerras se suelen medir mayormente por las bajas humanas, pero tienen también una dimensión enorme en el daño que ocasionan sobre la naturaleza y el medio ambiente de los escenarios bélicos.
En pocos conflictos esto fue tan elocuente como en la primera Guerra del Golfo, de cuyo inicio se están cumpliendo 30 años. Emplazada en la región con mayor concentración de explotaciones petrolíferas de todo el planeta, la guerra tuvo episodios dramáticos desde el punto de vista ambiental, entre los que se destacaron los incendios de pozos de petróleo provocados intencionalmente por las tropas de Saddam Hussein en su huida de Kuwait.
En 1991, el brasileño Sebastião Salgado viajó hasta allí para dejar testimonio de esta catástrofe y su impacto sobre la zona y sus pobladores. La prestigiosa editorial Taschen reunió ese trabajo en un libro titulado Kuwait: un desierto en llamas, que recoge 84 estremecedoras imágenes en blanco y negro del, para muchos, mejor fotógrafo documental del mund