Se acerca la floración de las gardenias, conocidas popularmente como “jazmín del cabo”. Como habremos visto tantas veces, es común que un par de hojas ubicadas debajo de sus pimpollos se pongan amarillas y caigan... ¡No se alarmen! Es algo esperable.
En cuanto al riego, es momento de reducirlo y solo aportar agua cuando el suelo esté secándose, ya que si nos pasamos, la planta podría abortar la floración.
Por otro lado, es normal que la gardenia florezca profusamente y luego quede, a los pocos días, sin ninguna flor. Para evitarlo, sugiero colocar una bandita elástica alrededor del pimpollo cuando aún esté verde y recién comience a abrir (así evitaremos que siga desplegándose).
Acto seguido, procederemos a cortarlo, envolverlo en una servilleta húmeda y guardarlo en el cubículo de las verduras de la heladera. Quince días más tarde, estará en condiciones de ser colocado en el florero con agua... Quitemos entonces la gomita: sus pétalos se desplegarán y podremos disfrutar de su aroma y encanto aunque la temporada haya terminado.
+ TIPS POR REGIONES
- Norte + Afilá la cortadora: Si tenés en el jardín grama bahiana, mandá a afilar ahora las cuchillas de la cortadora de césped, pues si están desafiladas golpearán sobre el césped generando un corte con desgarros. En esta época, ese tipo de descuidos quedan muy en evidencia, dejando una marca seca que estéticamente resulta muy fea.
- Centro + Pastos de verano: Ya se pueden sembrar los pastos de verano, como bermuda y kikuyo, entre otros. Luego de hacerlo, procurá regar a diario durante al menos quince días consecutivos para asegurar una buena germinación.
- Patagonia + La poda y la flor: Apenas terminen de florecer, será tiempo de podar coronas de novia, Forsythias viridissimas, ciruelos de flor, membrillos de flor y Rosas banksiana. De esta manera, incentivarás la formación de brotes nuevos, que florecerán el año que viene cuando tengan un año de edad.
CARTAS DE LECTORES
Delia Martha Ogallar, de Rosario, Santa Fe, consulta acerca de lo que denomina “una rareza de la naturaleza”. Desde hace muchos años, Delia conserva en una maceta una azalea “doble” y en días pasados observó que en una ramita aparecían unos pimpollos de Madreselva. Pensó que se trataba de otra plantita nacida en la misma maceta, pero cuando miró en detalle, se dio cuenta de que surgía de una rama de la misma azalea. Los pimpollos de madreselva se abrieron y Delia descubrió luego que había otra ramita más de madreselva saliendo en otra rama de la azalea. ¿Hay una explicación para esto?
Delia Martha, lo que planteás es imposible. Probablemente, un pájaro trajo una semilla de madreselva que nació al lado de la azalea. Tomá con delicadeza el tallo tierno de la madreselva y seguilo hacia abajo... Verás que es una planta independiente, pero que al tener el tallo tan cerca parece nacida del mismo lugar. Existen en la naturaleza semillas que nacen en la horqueta de algunos árboles, como es el caso de las siempreverdes encima de paraísos, o los ficus matapalo en algunas palmeras, pero azaleas y madreselvas es una combinación imposible. Tomá la lupa y poné manos a la obra, que con paciencia, comprobarás lo que te cuento.
Dilce Mijoevich tiene dos lavandas en maceta desde hace un año y medio, y cuenta que tienen sol a media mañana y están bajo techo. Además, les puso tierra desde el inicio, parte arena de río, parte tierra de vivero (en la bolsa dice “tierra abonada-enmienda ácida mantillo y resaca”. Pese a todo esto, nunca florecieron.
Dilce, las lavandas son de climas más soleados y con suelos poco ácidos, más bien alcalinos. Estarán mucho mejor si podés exponerlas más al sol y dejarlas en lugares en donde el suelo se seque entre un riego y el otro. Si las mimas de más, se debilitan... Eso es lo que les está sucediendo ahora: ponelas en una situación de mayor insolación y regalas solo cuando el suelo este seco. Florecerán divinas.
Argelia consulta por un inconveniente que ha tenido cultivando una calabaza que estaba asentada en el suelo y, aún inmadura, se rajó. Envía fotografías y pregunta qué puede haber pasado.
Argelia, esto sucede cuando una planta ha estado expuesta a mucha sequía y de repente recibe gran cantidad de agua, entonces se hidrata de más y absorbe el agua rápidamente. Este fenómeno provoca que los tejidos de la cáscara no lleguen a acompañar el aumento de volumen producido por la hidratación y entonces se rajen. La próxima vez que cultives calabazas, procurá regar un poco antes. De esta manera, estimularás un crecimiento paulatino de la cáscara al mismo ritmo que el interior del fruto. ¡Mucha suerte!
*Especialista en Jardinería orgánica de revista Rumbos. Contenido exclusivo.
