Intoxicación por metales pesados: ¿qué es, por qué pasa y cómo prevenirla?

Los compuestos tóxicos pueden encontrarse en el aire interior y exterior, en el ambiente donde nos movemos y estar presente en el suelo y el agua que consumimos. Se los relaciona con diversos trastornos de ansiedad, de la conducta y la comunicación, entre otros.

Intoxicación por metales pesados: ¿qué es, por qué pasa y cómo prevenirla?
La intoxicación por metales pesados puede dar diversos síntomas.

Desde hace varios años se habla de que la exposición sostenida a muchos metales pesados provoca afecciones en la esfera cognitiva y en el desarrollo intelectual: se los relaciona con diversos trastornos de ansiedad, de la conducta y la comunicación, con dificultades en el control de impulsos, con el llamado Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) e incluso con el espectro autista.

Los compuestos tóxicos pueden encontrarse en el aire interior y exterior, en el ambiente donde nos movemos (casa, trabajo, escuela y espacios de juego) y estar presente en el suelo y el agua que consumimos.

Si bien existen muchos metales pesados capaces de producir intoxicación, el mercurio y el plomo son los más frecuentes. La intoxicación por mercurio produce irritabilidad, pérdida de la memoria, insomnio, ansiedad, depresión, delirio, alteraciones auditivas, del habla, cambios de personalidad y carácter, y temblor. Este último es muy marcado y se conoce como “temblor mercurial”.

El mercurio es muy persistente en el ambiente y se encuentra, de formas distintas, en la fabricación de cloro y soda cáustica, en equipos electrónicos, sistemas y aparatos de mediciones y controles, en ciertas amalgamas dentales, en laboratorios químicos y fotográficos, en algunas pomadas, antisépticos, diuréticos, fungicidas y plásticos,en baterías y pilas botón.

La exposición más frecuente a este metal, en niños, se da por la inhalación de sus vapores cuando se rompe un termómetro en el ambiente. Si bien estos termómetros están en desuso, aún es posible hallarlos en muchos hogares.

El plomo, en tanto, es otro de los metales de los cuales debemos cuidarnos, pues está presente en muchos productos y es altamente contaminante. Algunas fuentes potenciales de intoxicación son las pinturas, las cañerías antiguas y sus soldaduras, la fabricación de balas, el agua blanca de Codex y su ingesta accidental, la fabricación de baterías para vehículos y el revestimiento de cables.

En el caso de los niños, la intoxicación por plomo suele ser accidental debido a la ingesta de agua de Codex o por exposición crónica a partículas distribuidas en el suelo, el agua y el aire (fundiciones caseras, soldaduras para coches, ropa contaminada de un familiar que trabaja en contacto con plomo, pinturas viejas, contaminación de agua y suelo).

Los niños son más sensibles, absorben el 40-50% del plomo ingerido y, más aún, aquellos con déficit alimentario y de hierro. Una vez en la sangre, puede provocar multiplicidad de síntomas, pero lo más frecuente es la afección de los glóbulos rojos (anemia) y del sistema nervioso central.

*Médico clínico y toxicólogo del Hospital Durand y Sanatorio Las Lomas. D irector de Toxicología Hoy. @toxicologiahoy

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