¿Sabías que en tiempos de incertidumbre, muchas personas sentimos los efectos del miedo y la ansiedad en el estómago? La razón para que esto suceda es científica y concreta, ya que no solo el cerebro y el intestino están conectados a través del nervio vago, sino que también el estómago y los intestinos cuentan con infinidad de nervios (más que la médula espinal), que los vuelven órganos especialmente sensibles al estrés.
Por eso, ahora que en la pandemia tanta gente se refugió por angustia en los alimentos procesados ricos en grasas y azúcares, y ante el exceso de bebidas alcohólicas, han proliferado las consultas alertando sobre malestares del tracto gastrointestinal, que van desde las náuseas, la acidez y la hinchazón, hasta otros inconvenientes digestivos más serios, como diarreas, estreñimiento y distensión abdominal.
Durante la pandemia, se dispararon las consultas sobre malestares del tracto intestinal, debido a que mucha gente expresó su angustia incrementando el consumo de alcohol y alimentos procesados ricos en grasas y azúcares.
Las patologías gastrointestinales están influenciadas especialmente por dos factores: el fisiopatológico (diarreas y estreñimiento, distensión abdominal, sangrado, náuseas y vómitos, acidez gástrica) y el factor psicológico, ya que nuestro tubo digestivo es considerado en el mundo de la medicina como “el segundo cerebro”.
La cuarentena ha ido generando cambios en el estilo de vida y rutinas de las personas con menor movilidad y ha llevado a un incremento en el consumo de carbohidratos y grasas manipuladas, factores que favorecen de forma directa a las patologías gastrointestinales y exacerban los síntomas y malestares de quienes padecen gastritis o síndrome de intestino irritable.
Claves para cuidar el intestino frente al estrés:
- ALIMENTACIÓN SALUDABLE: Los alimentos probióticos como el Kéfir son una buena opción, junto con frutas (banana, kiwi, naranja, mandarinas) y vegetales (berenjena, acelga, zucchini, espinaca, lechuga, pepino, limón y morrón), que son bajos en carbohidratos fermentables que son los que generar molestias.
- ACTIVIDAD FÍSICA: Establecer una rutina de actividad física -la que nos guste, puede ser caminar, bailar- dará sus primeras señales de bienestar en poco tiempo. Mantenernos activos reduce el estrés y los problemas digestivos asociados.
- ORGANIZAR LAS COMPRAS: No vale la excusa “total estoy más tiempo en casa”. Es altamente recomendable ordenar las compras y las comidas que haremos en la semana, procurar elecciones de productos saludables a la hora preparar las comidas y evitar la compra de alimentos procesados, enlatados, prefritos...
- MUCHA AGUA: Con la llegada del invierno y las bajas temperaturas, muchas personas dejan de sentir la necesidad imperiosa de tomar agua y sencillamente se olvidan de hacerlo. Pues bien: para mejorar la salud gastrointestinal es fundamental consumirla en abundancia. ¿Cuánto? Unos dos litros al día las mujeres y tres litros los hombres. Las infusiones, jugos y gaseosas no son los mismo.
- Complementariamente, se recomienda aumentar el consumo de cereales integrales y legumbres, elegir cortes magros de carne e incluir, al menos una vez por semana, algo de pescado fresco.
* Especialista en Nutrición de DIM CENTROS DE SALUD. @dimclinicaprivada Contenido exclusivo de revista Rumbos.