Hace 251 años –el martes 13 de marzo de 1770, según la bitácora del oficial Erasmus Gower– la corbeta inglesa Swift se hundió en las costas de Puerto Deseado. Llevaba 91 tripulantes. Había sido fabricada ocho años antes, a orillas del río Támesis, y contaba con una superficie de 27 m de eslora y ocho de manga, y 26 cañones.
Nada se supo del hundimiento hasta 1975, cuando arribó a la ciudad patagónica un pariente lejano de aquel marino, trayendo consigo el cuaderno de viaje. Y en 1980, un grupo de entusiastas jóvenes buzos se aventuró en las profundidades y dio con los restos de la corbeta.
El hito supuso el inicio de la arqueología subacuática argentina, que hoy investiga numerosos hundimientos desde el Golfo San Matías hasta Ushuaia.
El reinagurado Museo “Mario Brozoski”, ubicado en Puerto Deseado, resguarda los objetos y misterios de esta historia fascinante que estuvo añares bajo las aguas. www.turismo.deseado.gob.ar
La bitácora de Erasmus Gower
El único registro del hundimiento de la corbeta Swift figura en un libro de memorias escrito por un oficial sobreviviente, Erasmus Gower, en el que se incluía una bitácora.
En la Argentina se desconocía esta historia hasta que en 1975 arribó a Santa Cruz el australiano Patrick Gower, asegurando ser pariente de quinta generación de Erasmus, y trayendo consigo aquel libro de viaje.
Pero el episodio recién logró trascender la anécdota cinco años después, cuando Marcelo Rosas, de dieciséis años, estudiante y buzo aficionado, escuchó el relato de boca de un profesor y propuso a sus amigos hallar el buque.
La pesquisa llamó la atención en el pueblo, por lo que empezó a sumarse gente, al tiempo que el Club Náutico “Capitán Oneto” promovía la conformación de la “Subcomisión de Búsqueda y Rescate de la Corbeta Swift”.
Los restos de la corbeta fueron localizados en 1980 sobre la costa norte de la Ría Deseado.
El 4 de febrero de 1982 emergió del olvido el antiguo barco inglés.
¿El primer hallazgo? Dos botellas de vino llenas, rescatadas a 18 metros de profundidad. Luego se fue recuperando vajilla fina y teteras, así como posesiones de los marineros, cocineros y del capitán, que tenía previsto instalarse en las Islas Malvinas. Todo se exhibe ahora en el Museo “Mario Brozoski”.
* Editora de revista Rumbos. Contenido exclusivo.