El 22 de septiembre Netflix sumará a su catálogo “Lady Bird”, el filme de 2017 ganador de un Globo de Oro a Mejor Película. Este largometraje es el primero que dirigió y escribió la actriz californiana Greta Gerwig, y sigue la historia de una joven que se encuentra atravesando el último año de la secundaria, con todos los dramas, angustias y descubrimientos que conlleva el paso de la adolescencia a la adultez.
Aunque el centro de la trama gira en torno de la joven a Christine (quien decide apodarse a sí misma “Lady Bird”), una adolescente de fuerte temperamento y aires artísticos, el espectador llega también a conocer la historia de su madre, Marion, quien trabaja incansablemente para sostener a su familia y que tiene una gran dificultad para entenderse con su hija.
Lejos de los típicos clichés del “sufrimiento teen”, la película logra sumergirnos en un clima fresco y hasta por momentos divertido gracias a sus diálogos sarcásticos e inteligentes que reflexionan sobre el proceso de crecer.
En cierto punto “Lady Bird” me recuerda a “Frances Ha”, otro hermoso filme protagonizado por la misma Greta Gerwig y co-escrito entre ella y su marido, el director Noah Baumbach (que dirigió, entre varias otras películas, la aclamada “Historia de un matrimonio”).
Frances Ha, disponible en Netflix, también habla sobre las angustias que implica crecer y cambiar la propia piel, aunque en este caso la protagonista no es ya una adolescente sino una joven despreocupada y alegre que vive en Nueva York, sueña con ser bailarina y debe ingresar al mundo adulto del trabajo y la responsabilidad: una vida muy distinta a la que había imaginado.