Luego de la terminación del campeonato Top 8 de la provincia, se impone la necesidad de realizar una reflexión, sobre la estructura del campeonato.
Lo cierto es que tanto los equipos del Top 8 como lo que compiten en la B, se han perjudicado con esta estructura de competencia.
Para los del Top 8, los tres clubes grandes de la Provincia, tiene un nivel de competencia superior con respecto a los cinco restantes, pero cuando compiten en el interior, ninguno de los tres grandes, puede con los rivales y hasta vuelven con abultados puntos en sus ingoal.
La superioridad de estos se debe a distintos factores los más importantes son: La situación de ubicación geográfica de los clubes, y el poder económico, dado que quienes cuentan con respaldo monetario, tiene mayor posibilidad de contar con un coaching rentado que les brinda mayor información y de ahí la superioridad. Sin embargo la falta de competencia más exigente los condena a no poder crecer .
La capacitación de entrenadores en una estructura seria de coaching en los clubes de rugby es una necesidad, que alguno no han entendido y otros si bien lo saben no tiene la capacidad económica para lograrlo.
Una primera conclusión, me lleva a decir que esta competencia para los clubes del top 8 más pobres y con una ubicación geográfica incomoda, los condena a descender y eventualmente a escindirse.
Para los clubes grandes, sólo les garantiza estar en los primeros puesto del Top 8, pero de ninguna manera les sirva para competir con los clubes de uniones importantes del Interior como Tucumán o Córdoba.
Para los de la B, menos beneficios aún. El solo esfuerzo de recorrer promedio de 30.000.- kilómetros en 8 meses, es agotador para jugadores y dirigentes que son netamente amateur, sin que se vea ciertamente un crecimiento en el nivel rugbístico, por el contrario ya hay clubes que decidieron no jugar el B durante el año 2017.
Es que someter a un jugador amateur, a semejante esfuerzo solo le cabe a la dirigencia de escritorio que tenemos en nuestra Unión y que lamentablemente jamás entendieron el Rugby.
Lo cierto es que con esta estructura de competencia, las consecuencias son pésimas tanto para los clubes del Top 8 más débiles, como para los de la B.
Qué hacer entonces, los dirigentes de la URC deberían pensar seriamente en la situación del Rugby Mendocino, y si no pueden, pues deberían copiar al menos de aquellos planes que fueron desarrollados ya hace tiempo en las Uniones del interior mas importantes, como la mencionadas precedentemente.
La obligación de estos dirigentes, es lograr el crecimiento de la calidad y cantidad del Rugby Mendocino, y si no están depuestos deberían dar un paso al costado.
Por su parte la UAR a regiones como la nuestra, solo las tiene en cuenta al momento de votar los nuevos consejos directivos, generan buenas relaciones con el delegado de Mendoza que ciertamente es alguna persona integrante de los clubes grandes, manteniendo la hegemonía del poder por sobre la decadencia del Rugby Mendocino.
Pero la posibilidad de cambiar esta realidad sólo depende de los clubes, y sus dirigentes quienes deben asumir el liderazgo que obtuvieron como presidentes de sus clubes, y responder responsablemente a la necesidad que padece el Rugby de Mendoza.