as ciudades se han convertido en corredores de vehículos, en lugares que están pensados en función de los automóviles más que de los ciudadanos", dice Roxana Kreimer, a los minutos de comenzada su charla; una verdad que todos conocen, pero que muy pocos se animan a cuestionar.
La licenciada en Filosofía y doctora en Ciencias Sociales en la UBA es autora del libro "La tiranía del automóvil", en el que aborda propuestas orientadas a una planificación urbana más racional, mediante las cuales se debería minimizar al extremo el uso de los autos.
En su visita a Mendoza, como invitada a dar una conferencia en la Semana de la Movilidad Sustentable, organizada por la Asociación de Ciclistas Urbanos (ACUM), habló con Los Andes sobre las posibilidades concretas de cambiar el modelo actual.
-¿Cuál es el significado real del automóvil del que habla su libro?
-El automóvil es mucho más que un medio de transporte, tiene un valor de uso pero también un valor simbólico como lo tuvo el caballo en la Edad Media. Las personas sienten que su personalidad está representada por el vehículo; su masculinidad aparece representada allí.
-¿Cuáles son los principales cuestionamientos a los vehículos?
-Los cuestionamientos centrales son que aún en los países en los que se respetan las señales de tránsito como Alemania o Japón, hay cientos de miles de muertos. En todo el mundo hay 1,3 millones de fallecidos y entre 20 y 50 millones de heridos por accidentes de auto. Éste es el argumento central, no hay solución para el tema del automóvil porque a medida que se incrementa el parque automotor necesariamente mueren más personas.
Por otro lado, el hecho de que exista el auto significa que el lugar del trabajo pueda quedar mucho más lejos. La mayoría de las personas quieren tener una casa en las afueras; sin embargo, estudios científicos demuestran que son más felices las personas que viven en un lugar más pequeño cerca del trabajo que los que tienen que viajar una hora y media por día.
-¿Cuál es la propuesta para modificar esta primacía del auto?
-Cambiar totalmente el sistema, que tiene sólo 100 años, por otro en el que se privilegie el transporte público, en un principio el colectivo, pero luego que pueda reconstruirse las redes de tranvías, los hay muy modernos en todo el mundo. También es fundamental fomentar el uso de la bicicleta y sumar cada vez más sendas peatonales, más espacios para que la ciudad vuelva a ser un lugar de encuentro como lo fue alguna vez.
-¿Es realmente posible llevar a la realidad este nuevo modelo?
-Hace un tiempo nos parecía imposible pensar en ciudades en las que se fumara menos, y muchos cambios se han producido en todo el mundo en relación a esto. Hay leyes que prohíben fumar en lugares públicos y eso ha disminuido la cantidad de muertos por enfisema pulmonar. Cambiar el modelo parece muy difícil, pero no lo es.
En primer lugar hay que lograr que los Estados dejen de subvencionar el transporte automotor y que ese dinero se destine al transporte sustentable, construyendo tranvías, bicisendas, sendas peatonales y reservando el auto sólo para ancianos y personas con discapacidad, personas que verdaderamente no podrían movilizarse de otra manera, o una ambulancia.
-¿Cuánto tiempo podría llevar este cambio?
-No lo sé, pero en todo el mundo lo que se pide es algo gradual que lleva su tiempo porque los cambios sociales en general son lentos, basta tener la decisión política para hacerlo. Si vemos ciudades europeas que tienen muchas sendas peatonales, te da ganas de estar en esas ciudades, pero en ciudades como Guadalajara en la que tenés todos autos no te dan ni ganas de salir a la calle.
Lo que se termina generando es un sistema tipo shopping donde la gente entra con el auto y comienzan a desaparecer los comercios de las calles que lleva a que desaparezcan las personas de las calles.
-¿En qué medida puede influir el tema de la inseguridad en la decisión de dejar el auto?
-El auto también te lo pueden robar. Aunque por supuesto hay que atacar un montón de problemas al mismo tiempo, como bajar la desigualdad para que no haya tantos robos. Hay ciudades en las que la gente deja la bicicleta y no pasa nada. Hay un montón de libertades como salir a la calle de noche en bicicleta, que nosotros no tenemos por miedo.
-¿Qué opina de la proliferación de las bicisendas en Mendoza?
-Me alegro mucho de que esto se esté desarrollando, que haya interés en los municipios para que esto se pueda continuar y ojalá esta provincia que ya está a la vanguardia por tener el Día Sin Auto pueda tener una movilidad sustentable.
-¿Las organizaciones sociales pueden motivar el cambio?
-Yo creo que sí, que se empieza desde lo más chiquitito. En Mendoza hay organizaciones que han tenido ideas muy buenas como el día de ir al trabajo en bicicleta, un acuerdo en los restaurantes para que dejen entrar las bicicletas, entre otras.
Me parece que son ideas creativas y que hay que usar la creatividad para esto porque puede ir en favor de la movilidad sustentable. En otros países organizaciones sociales han logrado grandes cambios y yo soy optimista.
Roxana Kreimer: "El auto debería reservarse sólo para ancianos y personas con discapacidad”
La autora del libro “La tiranía del automóvil” postula la necesidad de cambiar hacia un modelo de movilidad sustentable, mejorando el transporte público, recortando subsidios al transporte automotor y fomentando el uso de la bicicleta.
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