Rousseff suspendida, Temer gobierna

Tras la medida adoptada por los senadores para comenzar el juicio político a la presidenta, el vice asumió el poder. El gobierno argentino reconoció el “proceso institucional” y anticipó que “avanzará en la integración bilateral”.

Rousseff suspendida, Temer gobierna

Una era de más de 13 años de gobiernos democráticos del Partido de los Trabajadores (PT) terminó ayer en Brasil por el voto de 55 senadores que dieron vía libre al juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff y determinaron la suspensión de la mandataria por 180 días, por lo que fue reemplazada por un gobierno de centroderecha encabezado por el hasta ahora vicepresidente, Michel Temer.

El giro del gigante sudamericano, con media clase política salpicada por escándalos de traiciones y corrupción, se hace nítido en algunas designaciones en el gabinete de Temer, quien contará con un canciller, José Serra, enfrentado al llamado “eje bolivariano” y con recientes pronunciamientos contrarios al Mercosur; y un ministro de Economía, Henrique Meirelles, ligado a la banca y considerado como un “mimado” de los mercados.

Temer eligió ministros de nueve partidos de derecha y centroderecha con representación parlamentaria con lo que apunta a reunir apoyos suficientes para imponer sus políticas en el Congreso.

La suerte de Rousseff quedó sellada en la madrugada de ayer, cuando los pronósticos se cumplieron y 55 senadores contra 22 votaron por su suspensión por 6 meses y la apertura de un juicio político que puede terminar en su destitución.

“La mayor de las brutalidades que se puede cometer contra un ser humano es castigarlo por un crimen que no cometió”, dijo Rousseff en su despedida, luego de reiterar que se siente víctima de un golpe de estado.

Dilma, quien ganó la reelección por un ajustado margen de votos hace menos de un año y medio, fue acusada de cometer irregularidades en la asignación de partidas presupuestarias, un cargo sin relación con los escándalos de corrupción que afectan a decenas de políticos brasileños de distintas fuerzas -oficialistas y opositoras-, incluso algunos que actuaron como “fiscales y jueces” de la presidenta.

Su segundo gobierno estuvo marcado por serias dificultades económicas que la llevaron a implementar ajustes a los que antes se había opuesto, al tiempo que la imagen del PT se deterioraba por denuncias de corrupción en contra de varios de sus dirigentes.

En un discurso en el Palacio del Planalto y rodeada de colaboradores después de haber sido notificada de sus suspensión, dijo que el juicio político que le tocará afrontar no pondrá en juego su mandato sino “el futuro” del país. La mandataria evitó salir del edificio por la rampa que habitualmente utilizan los presidentes que entregan el cargo para dejar claro que, como lo dijo en el discurso, seguirá luchando por volver a la jefatura del Estado.

El fundador del PT y descubridor de Dilma, el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, en cambio, no pudo esconder su abatimiento y se mantuvo en un largo silencio y en un discreto segundo plano. Rousseff también debió firmar un decreto en el cual exoneró a todo su gabinete, menos al presidente del Banco Central, Alexandre Tombini.

Asunción sin actos
Alejado de Dilma, quien era el vicepresidente del país, Michel Temer, fue notificado de que debía asumir la presidencia, un trámite que se cumplió sin ceremonia alguna debido al carácter interino que tendrá su mandato. Si Rousseff es finalmente destituida, Temer quedará en la Presidencia hasta el 1 de enero de 2019.

Temer es el líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la agrupación política más numerosa del país, que llega por tercera vez al gobierno sin haber ganado una elección por sí solo, debido a que los anteriores jefes de Estado de esa fuerza política llegaron por muerte o renuncia del elegido jefe del Estado.

En la votación decisiva del Senado, que terminó a las 6.30 de Argentina, 55 legisladores votaron por la suspensión y 22 en contra. Tres estuvieron ausentes y el presidente del cuerpo, Renan Calheiros, no votó.

De acuerdo con la legislación vigente, Rousseff deja por un plazo máximo de 180 días, el mismo que tendrá el Senado para realizar el juicio.

La caída de Rousseff generó reacciones en el mundo entero. En Sudamérica hubo países que se sumaron a la denuncia del golpe, como Venezuela y Ecuador, y otros se limitaron a declarar su respeto por los procesos institucionales de Brasil. Estados Unidos también se manifestó con cautela, la Unasur pidió garantías de defensa para Rousseff y no descartó que algún país pueda pedir la aplicación de la “cláusula democrática”, un mecanismo que se aplica cuando una democracia está amenazada.

El político que llegó desde las sombras

Michel Temer quería salir de la sala de máquinas del poder brasileño después de tres décadas en las sombras. Ahora se ha convertido en presidente. Por fin, los flashes lo  buscan a él.

El Senado decidió ayer iniciar el juicio político contra Rousseff, abriendo el camino para que este abogado de 75 años asuma el mando de la mayor economía de América Latina durante hasta 180 días. En caso de que Dilma sea declarada culpable de desviar fondos públicos, Temer será presidente hasta el último día de 2018.

Sonriendo y en mangas de camisa, Temer siguió las votaciones sobre el impeachment de su compañera de gobierno durante 5 años en la Cámara de Diputados y el Senado.  Una imagen demasiado explícita para este estratega de andar erguido y aire distante poco dado a los excesos. Pero el líder desde hace 15 años del clave PMDB (centro) ya llevaba meses coqueteando con un protagonismo que siempre le rehuyó. Y tras sobrevivir casi 30 años en los envenenados pasillos de Brasilia, supo dosificar las señales de que su matrimonio de conveniencia con Rousseff ya no le convenía.

Hasta que en marzo dio el paso definitivo al orquestar la salida de su decisivo partido de la coalición de un gobierno al que había llegado como número dos y del que salió como su principal verdugo. Como gran “traidor” y “jefe conspirador”, según la mandataria.

Mientras a Rousseff se le escapaba su presidencia entre las manos, su vice diseñaba desde su residencia el desembarco al despacho del Palacio de Planalto. Tanto, que ensayó ante el espejo su discurso por si acababa con la banda presidencial cruzada en el pecho. En su segundo “descuido” desde que el sillón de Rousseff comenzó a tambalearse, se filtró un nítido audio en el que, con la voz solemne que da el poder, Temer se dirigía “al pueblo brasileño” proponiendo un “gobierno de salvación nacional”.

Ahora, con la presidencia de Rousseff prácticamente hundida, suenan desconcertantes los versos de “Embarque”, uno de los poemas que Temer escribía en servilletas hasta que en 2013 dio el paso de publicarlos en su libro “Anónima intimidad”.

“Embarqué en tu nave / Sin rumbo. Yo y tú / Tú, porque no sabías / Para dónde querías ir / Yo, porque ya tomé muchos rumbos / Sin llegar a ningún lugar”.

Finalmente, encontró su destino.

Marcela (31), de modelo a "primera dama"

El mismo Michel Temer llegó a calificarse en una oportunidad como el vicepresidente “decorativo” de Brasil, pero ahora ocupa el sillón presidencial. Más decorativa parece ser su esposa Marcela, 43 años más joven que él. La belleza y la juventud de esta ex Miss llamó la atención de todo el mundo durante el evento de asunción, robándose las cámaras.

Antes de casarse, Marcela fue modelo. En 2002 , participó en el concurso de Miss Paulinia , en San Pablo , y quedó en segundo lugar. Finalmente fue elegida Miss Campinhas y fue vice señorita en San Pablo, también.

La ex modelo se casó con Michel Temer en 2003 y abandonó la carrera de modelaje. Ella tiene  31 años y su marido 74.

Según la revista Veja, si no fuera por la “agitación política que vive el país”, la vida de Marcela sería el cuento de hadas de la Vice Primera Dama. La revista destaca las cualidades de “buena esposa” , “señora de casa” y “recatada” de Marcela, que aparentemente ya está lista para subir un nivel en el juego político.

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